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Mudo notario [10-04-2020]

 

Miro la luna poco antes del amanecer, ésta pletórica y enorme luna llena de abril, caigo en la cuenta de que estamos en el 28º día de confinamiento. Una fase lunar, una órbita completa de esta “hermana menor” alrededor de la Tierra. Esta compañera de viaje por el cosmos que lleva observando al planeta 4.500 millones de años, ¿qué no habrá visto?, ¿de qué habrán sido testigos sus pálidos y blanquecinos ojos?, ¿cuantas vicisitudes y eventos planetarios habrá observado, impasible, en todo este largo tiempo?.

 

Me la imagino como un mudo notario, anotando y dando fe de lo acontecido. Testigo de la creación geológica de la Tierra, de la aparición de los mares, de la primera sopa primigenia de aminoácidos esenciales para construir los primeros ladrillos de la vida, de la aparición de los primeros seres unicelulares, de los primeros seres vivos complejos, de todos los periodos y estadios de la evolución, del surgimiento, de la multiplicación y de la extinción de múltiples especies, del nacimiento, en lo que para Ella debe ser un suspiro, de la Humanidad.

 

De esos frágiles seres que, imagino que piensa, a pesar de no tener afiladas garras o potentes mandíbulas, de no ser veloces, de no tener alas, ni fuerza física tan siquiera equiparable a sus depredadores o presas, en definitiva, unos insignificantes habitantes, ubicados en su inicio en la parte media-baja de la cadena alimentaria, han sido capaces de transformarse, en un corto periodo de tiempo geológico, en el superdepredador planetario. En un enjambre de creídos semi-dioses que hasta han tenido la “desfachatez” de volar sin alas, tan alto como para ser capaces de “ultrajar” su superficie, de tener la soberbia de incluso plantear su “privatización”, en un intento de adueñarse de la futura explotación de sus recursos, algo que cuesta creerse hasta que compruebas que la noticia es cierta, y no es un mal sueño que el Sr. Trump ha firmado, en estos días, una orden ejecutiva al respecto, afirmando que no ve a la luna como un bien común global, sino como un dominio legal y físicamente único de la actividad (¿comercial?) humana.

 

Me imagino que sonríe tristemente, porque también ha sido testigo de la otra cara de la humanidad. Ella, mejor que nadie, sabe bien qué es tener dos caras. De esa otra humanidad capaz de los mejores deseos y más solidarios actos, capaz de evolucionar, quizá demasiado lentamente, a estadios de mayor consciencia, de mayor comprensión de su lugar en el universo, de esa que cree que no cualquier tiempo pasado fue mejor, que lo mejor puede estar por venir. De esa otra humanidad que necesita darle un sentido a su existencia y que comienza a ser consciente, a pesar del escepticismo que aveces nos envuelve, fruto de la desesperanza que produce la otra mitad. Esa otra humanidad, que piensa que ese sentido no puede venir de fuera, ni tan siquiera de una creencia o de una utopía tecnológica, sino que ha de ser desde dentro, ha de ser desde el individuo. Que piensa que tenemos una misión: transformarnos y transformar este planeta para que sea un lugar donde podamos vivir en tolerancia, en equilibrio, disfrutando de la naturaleza…y para eso habrá que cambiar nuestro concepto del mundo, nuestros modelos económicos y energéticos, luchar contra las injusticias de todo tipo, aprender de estas crisis…tantas cosas por hacer, tanto trabajo, que es suficiente para que ninguno sintamos vacío existencial, todos tenemos algo que hacer al respecto, ese es el mensaje.

 

Quizá asista expectante, la Luna, a nuestro devenir más inmediato, pensando que en esta fase lunar, en estos últimos veintiocho días de máxima expansión de la crisis vírica, una más, corremos como pollo sin cabeza en un sálvese quien pueda, debatimos interminable y estérilmente sobre las medidas a tomar, no nos unimos de manera eficaz para superar las dificultades, damos atisbo de volver a las andadas, de no aprender. Pero también en su dualidad de dos caras, quizá una de ellas apueste por la humanidad, por el cambio de mentalidad, por la evolución hacia un ser superior que busque su lugar en el mundo en armonía con el universo.

 

Buen día a tod@s!!!

 

Os quiero Bandid@s!!!

“Algunas veces pienso que la luna es una diosa, viéndonos con su cara plateada, suspirando cuando lloramos, y sonriendo cuando dormimos.” Siobhan Curham

Y como no podía ser de otra manera quiero llevaros a la luna, así que os dejo “Fly me to the Moon”, interpretada por Diana Krall, una delicatessen, os quiero jodí@s!!!

el-pinche-feliz

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