UA

Hay algunos aspectos del ser humano que me resultan especialmente curiosos. Y uno de los que más despiertan mi curiosidad es el hecho de la SEDUCCIÓN. O mejor dicho las artes que hombres y mujeres utilizamos para seducir

 

No voy a entrar en el hecho en sí mismo de las artes de la seducción, pero sí que me voy a referir a la visión que de nosotros tienen los seres más o menos cercanos a nosotros sobre ese tema. Y me explico.

Todas y todos tenemos ciertas actitudes que a nosotros mismos nos resultan desconocidos, pero que no lo son para los demás. Esto según algunos psicólogos se llama el “YO CIEGO”. Se trata de todo aquello que, en nuestra forma de ser, nosotros y nosotras mismas desconocemos pero que los demás Sí que conocen a través de la observación y de la proximidad, y que por lo tanto ellos y a ellas tiene una serie de datos que para nosotros mismos se nos escapan de nuestra propia realidad. Es duro de admitir, y sin embargo y por duro que resulte de aceptar ese Yo existe.

seduccion

Todo esto viene a colación porque en muchos casos las armas de seducción se pueden encontrar dentro de ese apartado desconocido para nosotros mismos.

A veces una persona nos resulta extremadamente seductora incluso sin conocerla personalmente por su voz, o por su actitud frente a la vida, o por su risa, o por su delicadeza al tratarnos y al hacérselo saber esa persona es desconocedora de esas aptitudes o conocimientos que a nosotros nos resultan tan atractivas.

Se puede, incluso dar el caso de personas a las que cuando les hablas de su “arte torero” refiriéndote a sus dotes de seducción, no acaben de entender lo que les estás diciendo, aunque a veces esta manera de actuar, también forma parte de su forma de entender la seducción, aunque no lo sepa reconocer.

Otras personas, en cambio son perfectamente conocedoras de cuales son sus “artes toreras” para seducirnos y cuando les interesa las despliegan, como si de la cola de un pavo real se tratara, e intentan por todos los medios llevarnos a ese terreno que ellos y ellas dominan.

Aún reconociendo que es todo un arte, he de reconocer también que es un arte para cada uno de nosotros, puesto que entiendo que este tipo de actitudes son tan personales e intransferibles como la forma en que cada uno tiene de llevarse la servilleta a la boca después de sorber un poco de vino o agua.

seductor

Por esto me resulta tan curioso observar a las personas cómo intentan o, mejor dicho intentamos, seducir a la gente que nos rodea. Tanto hombres como mujeres utilizamos esta forma de relacionarnos con nuestro entorno, creo que con el objetivo de ser aceptados y valorados en mayor medida por aquellos o aquellas a los que intentamos seducir y ante los que consciente o inconscientemente desplegamos todas nuestras “artes toreras” de seducción o nuestras colas de pavos reales para hacerles saber de nuestro interés por ellos o ellas.

Estas artes ya dependen de cada uno y de cada una, y además aquellos y aquellas que son conocedores de cómo manejarlas pueden hacer verdaderos alardes en los momentos menos esperados o ante cualquier situación en la que les interese hacer uso de ellas. Son afortunados y afortunadas.

Otros y otras, en cambio, las llevan encima, cada día, en cada momento, pero al ser desconocedores de su utilización sencillamente actúan con normalidad en cada momento y quizás esa sea su gran arma de seducción, su normalidad, su serenidad y tranquilidad ante cualquier situación, por inesperada que sea. Esa serenidad ante los acontecimientos cambiantes de cada día, es lo que seguramente les hace ser tan irresistiblemente atractivos y atractivas para la gente a las que nos gustan las personas más normales del mundo.

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA