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Una isla de equilibrio y paz [02-06-2020]

 

Hay que ver, que agitado está el mundo. Echas un vistazo a la prensa y acabas necesitando un par de tilas, sobre todo si te dejas llevar por las emociones que provoca su lectura. Como un nervioso cardumen de pequeños y nerviosos peces, la sociedad avanza intranquila, agitada, en nerviosa huida hacia delante, rodeada y acosada por los depredadores de la inseguridad, de la ansiedad social, de la crispación, de la angustia. De Minneapolis a Río de Janeiro, de Hong Kong a Madrid.

¡Qué necesidad de serenidad!

 

La serenidad es una fuente de calma ante la complejidad de esta vida, es poder ver las cosas desde una isla de equilibrio y paz en medio de un encrespado mar de emociones desatadas para poder actuar mejor, para poder decidir con acierto, para poder regular el miedo y la ansiedad.

 

En este loco mundo, necesitamos una receta equilibrada que nos otorgue la cantidad perfecta, la combinación adecuada de ingredientes que vayan desde la calma a la reflexión, desde la paz a la prudencia, desde la actitud a la competencia.

 

Los samurais, a través del Bushido, su código de honor y guía moral, establecían que una de las cualidades más importantes de todo samurai era la calma mental. Aseguraban que si se pierde la serenidad se actuará de forma errática, de forma poco acertada, porque la mente ansiosa engaña, nos hace pensar lo que no es, nos obliga a actuar por impulso, nos hace ver amenazas en cualquier sitio. Para esta tradición oriental, nada era, y es, tan importante como la serenidad, es el principio de todo lo demás, sin ella no hay nada.

 

Todo ello es muy inspirador y sería maravilloso poder aplicarlo en nuestra vida, en nuestras actitudes sociales, políticas, económicas y emocionales. Pero estamos incrustados en un mundo acelerado, lleno de presiones, tensiones y obligaciones. Por lo que intentar entrenar la calma es casi como intentar caminar sobre un tren en marcha, pero por qué no vamos a poder ser buenos equilibristas.

 

Tener serenidad, realmente, es ser capaz de actuar con calma en situaciones complicadas. Lo cual no significa mantenerse distante de aquello que nos rodea, no es frialdad emocional, no es indiferencia. En realidad puede ser todo lo contrario, conectar, comprender, sentir en la propia piel las dificultades. Es acometer los desafíos sin dejarse llevar por las emociones negativas, es intentar no ser cautivos del miedo, es manejar la frustración, es mantener el control sobre las preocupaciones, aceptando lo que no se puede controlar desde un enfoque sereno.

 

En definitiva yo creo que para tener serenidad en nuestro día a día, como individuos y como sociedad, solo hay una opción: tratar de practicarla, comprometernos con ella, enseñarla a nuestros hijos a través del ejemplo, exigírsela a nuestros políticos y dirigentes, pensando que puede lograrse e incluso tratando de “contagiar” a otros de su calmado y maravilloso influjo.

¡Por favor, ante todo mucha calma!

 

Buen día a tod@s!!!

 

Os quiero Bandid@s!!!

“Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.” Confucio

Y para amanecer con calma qué mejor que un poco de jazz del bueno, del elegante. Os dejo con “Gary’s Theme” de Bill Evans. Tranquilo, calmado, sutil, elegante, repleto de bellas notas musicales que acarician el alma…

el-pinche-feliz

Aquí a diario Mis Gastrotapasdesde la “Oronja Home”
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