Declaración general de inter-dependencia universal [11-05-2020]
Últimamente, me queda claro que el término “interdependencia” cobra una importancia vital en cada ámbito al que nos asomemos. Entendiendo por interdependencia toda aquella relación en la cual dos partes o más, ya sean personas, países, empresas o seres vivos en general, se enlazan de un modo beneficioso para ambos. Las partes lo hacen porque generan y obtienen algo a cambio.
A esto hace alusión en sus últimos escritos Peter Sloterdijk, el polémico y transgresor, pero siempre interesante filosofo alemán. Él no cree que el mundo se nos haya quedado grande, ni que haya llegado la hora del repliegue nacional. Considera que el frívolo vinculo entre la producción colectiva y el consumismo exagerado se ha roto, y que muchos esperan que se vuelva a reconectar ese vinculo. Pero tras una disrupción tan importante, como la vivida en la actualidad, el regreso a los estándares de frivolidad no va a ser fácil. El problema, de lo que él llama atmósfera frívola, es que no aprendamos nada nuevo con esta pandemia. En el pasado, las sociedades vivieron brotes similares, pero las personas tendían a volver a sus hábitos de existencia una vez superadas. La novedad ahora es que debido a la globalización, la interconexión de las vidas humanas en la tierra es más fuerte y necesitamos una conciencia compartida de la inmunidad, de la comunidad. Lo que implica aspectos de solidaridad biológica, de coherencia social y jurídica, de una espacie de protección mutua generalizada. Una sustitución de la competición por la inmunidad por una nueva conciencia de la comunidad, fruto de la observación de que la supervivencia es indiferente a las nacionalidades y a las civilizaciones.
En los últimos doscientos años, la mayor preocupación de los estados o naciones giraba en torno a la independencia, aún gira en algunos casos. En el futuro necesitaremos una “declaración general de dependencia universal” como idea básica de comunidad. La necesidad de un escudo universal que proteja a todos los miembros de la comunidad humana ya no es algo utópico, como la enorme interacción médica en todo el mundo esta demostrando. Ya funciona.
Nadie negará que es un tipo de lo más interesante, el Sr. Sloterdijk.
Todo esto me lleva a reflexionar sobre si verdaderamente lo aplicaremos, en los frentes más importantes en este momento o pecaremos de olvido, al centrarnos en nuestro entorno y problemas más inmediatos, dejando al pairo otros, que de no prestarles la atención adecuada, nos puedan salir más caros en un futuro inmediato. Y me refiero principalmente al problema medioambiental y ecológico, a los refugiados y migrantes, y al tercer mundo, especialmente a África.
Puede que en nuestro mundo desarrollado nos planteemos que con la que está cayendo es mal momento para pensar en los países más pobres, pero esto sería un punto de vista estrecho de miras y un verdadero suicidio a la larga. El recuento en África de los casos de pandemia es extremadamente difícil, a esto se une la invisibilización de la situación del continente tras las cortinas de nuestras desgracias.
Las estimaciones de la OMS auguran doscientos mil muertos para este año en África, otras estimaciones las elevan a tres millones, en cualquier caso una barbaridad. Tal vez esto debería bastar por si mismo para mostrarnos la ruptura moral que representa con los países ricos, que por muy empobrecidos que estén a causa de la crisis económica inherente a la sanitaria, nunca alcanzaran el nivel de indigencia, rayando con la inanición, del mundo en desarrollo.
De no actuar colectivamente, la humanidad se verá sacudida por las otras crisis inmediatamente a continuación, se intensificará la crisis migratoria, la crisis medioambiental, en breve habrá que acometer las consecuencias más inmediatas del cambio climático. Si estos países pobres, si los campos de refugiados, se convierten en reservorios del virus, quien nos garantizara que no se conviertan en vectores de nuevos rebrotes de la enfermedad. No deberíamos encerrarnos en nuestra torre de marfil, pendientes solo de nuestras miserias, pues puede que eso solo nos conduzca a un mundo peor. A mayor miseria en el “otro lado”, mayor ola migratoria hacia “éste lado”. Lo que puede alentar el nacionalismo xenófobo ultra, a mayor miseria allí, menor calidad democrática aquí. Es pura interdependencia.
Por eso, humildemente, tan solo añadiría un sufijo a ese concepto de Sloterdijk, el sufijo ínter-, para denominar su “declaración general de dependencia universal”, como “declaración general de inter-dependencia universal” que, con todos mis respetos, aunque parezca lo mismo, no es igual. Porque hasta que no entendamos que la solución es de todos para todos, hasta que no entendamos que la solución es global, no vamos a poder resolver el gran problema, la grave crisis.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“Nada desaparece hasta que nos ha enseñado lo que necesitamos saber.” Pema Chödrön
Pues nada hoy, para acompañar a esta reflexión, os dejo un poquito de jazz…de África, naturalmente: “Tankadi”, un tema de Mamadou Barry acompañado de la Afro Groove Band. Una delicatessen del “otro lado”, que la disfrutéis!!!