Los adolescentes ven que su cuerpo cambia con gran rapidez. Es una etapa de crisis y de grandes conflictos psicológicos. Van dejando de ser y de sentirse como niños y empiezan a preocuparse por cosas como su aspecto. Comienzan a vestir, peinarse y comportarse de forma diferente que, a menudo, disgusta a los padres provocando grandes enfrentamientos.
Las sensaciones y sentimientos hacia sí mismos y hacia los demás son nuevas. En su necesidad por conocer y crear una identidad propia sufren grandes cambios de ánimo y se exaltan con facilidad. Saber qué sienten y cómo piensan hará más fácil la convivencia familiar.
HIJOS CON MUCHO CARÁCTER
Nacer con temperamento
El temperamento es una característica de la personalidad que no cambia con el tiempo o conforme se desarrolla la persona, sino que es un aspecto con el que se nace. Al contrario de lo que mucha gente piensa, el temperamento no varía ni se desarrolla por diferentes circunstancias como el ambiente o la cultura, aunque sí influyen factores como la genética.
Carácter y educación
Cuando se dice que una persona tiene un temperamento muy fuerte, la mayoría de las veces se están refiriendo a su carácter y no a su temperamento. El carácter sí es educable y está influido por la educación y por el ambiente.
Temperamento, carácter y educación
El temperamento es un elemento que influye en el carácter, el cual a su vez está condicionado por las actitudes de las personas. Un aspecto importante es que la actitud ante la vida se fija en torno a los 18 años, y será a partir de esta edad cuando el carácter y las actitudes son más difíciles de modificar. Por esta razón es conveniente “moldear” antes de la mayoría de edad la personalidad de los menores, enseñándoles ciertos valores, actitudes, modos de comportamiento,… para que en un futuro tengan una personalidad firme y sólida.
¿QUÉ SON REALMENTE LOS COMPLEJOS?
Los complejos son pensamientos irracionales, es decir, que carecen de una base real. Pueden llegar a influir y condicionar la vida, actitudes o comportamientos de manera notable.
Factores que influyen en los complejos
Los factores que pueden provocar un complejo, pueden ser: la baja autoestima, la falta de seguridad en uno mismo, la relación con los demás, y en la infancia, la opinión de los padres. Incluso un simple rechazo por parte de un compañero podría influir en la aparición de un complejo.
Hay una etapa en la vida en la que hay más riesgo de que surjan los complejos. Normalmente aparecen en la infancia y avanzan conforme se entra en la adolescencia. Esta época es un momento de grandes cambios (a nivel físico, cognitivo, emocional,…) y confusión, lo cual crea inseguridad. Además aún se es inmaduro y a medida que se va creciendo y aceptando uno mismo, van desapareciendo los complejos.
Tipos de complejos
Hay diferentes tipos de complejos (físicos, de culpabilidad e inferioridad, superioridad, de Edipo, de Electra, introversión,…) pero los más comunes son los físicos. Estos últimos tienen que ver con la apariencia, y se dan sobre todo en la época veraniega, ya que es el momento en el que más se enseña el cuerpo.
Causas de los complejos
En realidad hay mucha gente que se siente acomplejada por alguna parte de su cuerpo, al compararse con el estereotipo que la sociedad ha decidido que es el ideal de belleza. Lo importante es que estos complejos no afecten a la vida diaria. Hay que recordar que en la diversidad está la riqueza.
Prevenir los complejos
- No hacer comparaciones con los más pequeños.
- Intentar fomentar la autoestima
- Aprender a quererse uno mismo, aceptarse y respetarse.
LAS FRUSTRACIONES Y SUS EFECTOS
Las dificultades de adaptación a que se ve sometido el adolescente son evidentes: a menudo se encuentra con situaciones frustrantes que le envuelven.
Unas veces son obstáculos interpuestos para alcanzar la autonomía, otras la impotencia para ser como aquellos modelos de héroes, deportistas, artistas… que aspiran a imitar.
La frustración
El adolescente llega a la vida social con gran deseo de participar intensamente en ella, pero comprueba en una y otra ocasión sus escasas posibilidades. La frustración es, sin duda, uno de los principales agentes perturbadores de la evolución de la personalidad.
Se plantea como una situación en la que el sujeto tropieza con un obstáculo que le impide alcanzar el objetivo propuesto, produciendo un retroceso a formas de reacción y a hábitos menos expuestos al fracaso y evolutivamente anteriores.
Por supuesto, también cabe una reacción neutralizadora de tales efectos, una actitud de tolerancia a la frustración, donde el individuo soporta la frustración sin pérdida de su adaptación psicológica y sin apelar a modos de respuesta inadecuados.
Muy emotivos
Se ha puesto de manifiesto que en estas edades, en las reacciones, se busca reafirmar el prestigio y la propia estimación. El joven en este período pone en pie conductas muy agresivas, cargadas de buena dosis de emocionalidad.
Se ha llegado a la conclusión de que las descargas emotivas tienen una finalidad básicamente autodefensivas. Además de estas reacciones típicas, se da la aparición de otros mecanismos de defensa, propios a estas edades:
Así, algunos son el hábito de dirigir sus intereses hacia aspectos intelectuales, discutiendo sobre la naturaleza de las cosas, el objeto de la vida, la actualidad de ciertas ideas… Entienden la adhesión a un aspecto o situación determinada como un posible cauce de salida de las propias energías, incluida la sexualidad y la agresividad.
El saber, es un elemento importante en la lucha por la emancipación. Las cosas son como son, y puede estar equivocado el profesor o ignorarlas los padres, en cuyo caso nadie puede discutirle la razón…
También es común que se exprese el amor hacia la naturaleza o humanidad.
La vida emocional del adolescente es relevante, precisamente por la situación en que se halla, ante un mundo nuevo que le abre múltiples posibilidades y a cuyo encuentro se lanza el muchacho sin la estabilidad y la comprensión que sólo llegará con la maduración de la propia personalidad y la adquisición de nuevas experiencias.
EL COMPLICADO MUNDO DE LOS ADOLESCENTES
La adolescencia es un período exclusivamente humano en el cual la persona transita de la niñez a la vida adulta. Esta etapa comienza con la pubertad donde se dan numerosos cambios a nivel fisiológico, cognoscitivo, social y emocional.
Por la cabeza del adolescente pasan preguntas como: ¿quién soy yo?, ¿qué hago aquí?. El joven tiene una difícil misión que cumplir: descubrir su identidad, saber cuáles son sus emociones y su manera de percibir la vida.
Los valores, ideas y gustos de los adolescentes suelen chocar muy a menudo con los de sus padres. Esto puede provocar un distanciamiento que suele ir desapareciendo a lo largo de esta etapa. Curiosamente, los conflictos intergeneracionales suelen ser más pronunciados con el hijo primogénito que con los más pequeños, ya que el mayor es el que “abre el camino” a sus hermanos en muchos aspectos.
La amistad
Los compañeros de clase y los amigos cobran en esta época una gran importancia, ya que entre ellos pueden ayudarse compartiendo las vivencias y cambios que van sufriendo. Los adolescentes pueden dejarse “arrastrar” por sus amigos.
Un ejemplo lo tenemos en las modas juveniles. Si usted tiene un hijo o una hija adolescente observará cómo antes de salir un sábado de casa llama a un amigo para ver cómo van a ir vestidos. Esto puede ser algo positivo o negativo; si los amigos no toman un camino muy correcto en temas conflictivos (drogas, violencia, etc.) y el adolescente es demasiado influenciable, se puede dejar llevar por ellos.
La relación con el otro sexo
Los jóvenes se preparan más, sobre todo los fines de semana, ya que les gusta seducir y gustar a otros chicos o chicas. Para ellos es muy importante sentirse atractivos. En esta etapa es frecuente que el adolescente sufra algún complejo, esto es, una imagen distorsionada de sí mismo. Los complejos van desapareciendo a medida que van madurando.
Para los padres es muy difícil entender el por qué su hijo se ve tan feo: ven absurdos sus complejos, pero han de saber ponerse en su lugar y reconocer la importancia que éstos le dan. Es conveniente que explique a su hijo los cambios físicos que está sufriendo y cómo cada persona se desarrolla de una manera diferente.
En esta etapa se suelen entablar las primeras relaciones íntimas. A un adolescente le cuesta hablar sobre los primeros amores y sobre todo sobre las primeras relaciones sexuales a sus padres por miedo a ser reprendido, “interrogado”, no comprendido o incluso por temor a que se le prohíba ver a la persona amada. Por ello es importante que los padres sepan respetar la intimidad de sus hijos.
Si su hijo/a les cuenta sus emociones con respecto a otra persona, escúchelo y no se ría pensando que eso son “tonterías de la edad” y que la cosa no va a durar. Ha de tener en cuenta que para él es un tema muy serio.
Debe existir desde la infancia, adaptando los temas y el vocabulario a la edad del niño, una educación sexual. De esta manera, favorecerá que en la adolescencia no cueste tanto entablar un diálogo sobre temas que le puedan preocupar, como por ejemplo la utilización de métodos anticonceptivos o las enfermedades de transmisión sexual.