La vitamina E
Una piel tersa y joven, alejar enfermedades como dolencias cardíacas, diabetes o cáncer son algunos de los beneficios de la vitamina E.
A través de la alimentación o mediante suplementos vitamínicos, está vitamina sólo produce efectos positivos.
Antiguamente, a las mujeres que tenían problemas de fertilidad, se les recomendaba que tomasen alimentos ricos en vitamina E. Hoy en día, diversos estudios han demostrado que unos adecuados niveles en sangre de estos nutrientes pueden proteger contra diversos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
La vitamina E es, fundamentalmente, un potente antioxidante que mantiene las células más jóvenes y aleja los radicales libres.
¿Qué son los radicales libres?
Son moléculas a falta de un electrón que recorren el organismo en su busca hasta encontrar una estabilidad. En sí mismo no son malos, de hecho, nuestro propio cuerpo los fabrica en cantidades moderadas cuándo existe una infección o en otros procesos metabólicos que no tienen porqué ser patológicos.
El problema está en que el organismo también los recibe del exterior y cuándo se produce un exceso sostenido de radicales libres es cuándo empieza el peligro. La polución, la disminución de la capa de ozono, los rayos ultravioletas o el tabaco son algunos de ellos. Afectan fundamentalmente a los ojos, la piel, el corazón y las células ya que, alteran el ADN de muchas de ellas lo que puede ser determinante a la hora de desarrollar un cáncer.
Por todo ello es importante que entren en funcionamiento los antioxidantes. La Vitamina E lo es y ayuda al organismo a defenderse de ataque externos.
Cómo actúan los antioxidantes
Los nutrientes antioxidantes como es el caso de la vitamina E ofrecen a los radicales libres sus propios electrones evitando que las células sufran algún daño.
Si no se generan antioxidantes de forma natural o se administran a través de la alimentación, se puede llegar a producir cambios en el ADN y, como consecuencia directa más grave, cáncer.
Lo normal es que el propio cuerpo responda de manera natural y luche con sus propios antioxidantes contra los radicales libres pero, hoy en día se está sometido a tal exposición externa que, en ocasiones, no resultan suficientes. Por eso, el organismo debe recurrir a antioxidantes externos, normalmente a través de la alimentación y de las vitaminas que estos contienen, sobre todo la E.
Donde se encuentra la vitamina E
La vitamina E es liposoluble, por eso casi siempre se encuentra en alimentos grasos, principalmente los que contienen grasas insaturadas. El aceite de oliva virgen es una fuente muy importante de esta vitamina. En cambio los aceites de semillas y los refinados la contienen en menor cantidad. Es preferible mantener el aceite en recipientes opacos o en armarios alejados de la luz porque esta vitamina es muy sensible a ella y se evapora cuándo se encuentra sometida a mucha claridad.
También se encuentra en altas dosis en aceitunas, cereales integrales, espinacas, huevos, espárragos, aguacates y frutos secos. De entre todos ellos, destacan las nueces, por ser las que más cantidad de vitamina E poseen. Por cada 100 gramos se ingieren 12,3 mg. de este nutriente. Los expertos aseguran que tomar cinco nueces diarias previene en gran medida las enfermedades cardiovasculares.