Sólo hay una cosa más preciosa que nuestro tiempo…con quién lo empleamos. [13-04-2020]
A pesar de que, en los últimos tiempos, tengo claro que el presente es el único tiempo verbal al que quiero atenerme, de que el “aquí y ahora” es lo que verdaderamente importa, no he dejado recordar. No puedo impedir que en muchos momentos afloren los recuerdos, asomándose como temerosos niños desterrados que buscan mostrarse para ser reconocidos y eludir el destierro. He decidido adoptarlos y volver a hacerlos míos, con algunas condiciones de no intromisión e interferencia, pero los he aceptado, pues forman parte de mí.
He decidido cuidarlos para, de vez en cuando, poder revivirlos, que no volverlos a vivir. Intentar coleccionar algunos buenos recuerdos, más en el corazón que en la mente, tratándolos como un jardín, cuidando las flores más bellas y evocadoras, quitando las malas hierbas invasoras. Pretendiendo que, a veces, pueblen la soledad de un momento, y no que la acentúen o la hagan más profunda. Manteniendo a todos los recuerdos especiales, a todas las memorias, en el almacén del alma, para rescatarlos cuando sea necesario, para compartirlos con otros y generar esperanza, a veces se pueden construir puentes desde la evocación del pasado.
De todas formas, la vida sería imposible si todo se recordase, de ahí que cobre especial importancia saber elegir lo que debe olvidarse, miedos, rencores, frustraciones… Tratando de evitar que los recuerdos sean vecinos de los remordimientos y la culpa, conscientes siempre, no obstante, de que un montón de recuerdos jamás equivaldrán a un poco de esperanza.
“Esto me hace recordar la pérdida de un compañero, de la que me enteré ayer, que me causó pesar y me acerco un poco a la realidad que vivimos, estos días a sido uno de esos números que se sumaban al macabro gráfico. Fue un compañero muchos años de trabajo, quizá no podía decir que un gran amigo, pero sí una gran persona y un buen compañero, nos profesamos un gran afecto mutuo. Le dediqué unos cuantos recuerdos y pensamientos, he de reconocer que la noticia me impactó, recordé el último día que le vi, pocos días antes del inicio del confinamiento, estando yo esperando el taxi para acudir a rehabilitación, venia de dar su largo paseo y como siempre que nos encontrábamos, nos pusimos al día brevemente, con su siempre sonriente cara y su jovialidad exultante. Nos dimos un abrazo cuando llegó el taxi, deseándonos mutuamente que todo fuera bien, ese es el último recuerdo”.
Luego comencé a recordar otros momentos, cuando se jubiló y lo celebró con nosotros, cuando trabajaba siempre con alegría, las charlas que de vez en cuando manteníamos y su enseñanza, a través de ellas, del positivismo exacerbado que desbordaba este hombre. Hay que ver lo que me sorprendió no tener de él ningún mal recuerdo, traté de evocar alguno y no lo encuentro, todos evocan algo bueno, algo agradable. Para él son dedicadas hoy especialmente mis palabras y mi “cafetero brindis” al amanecer…va por tí Eustaquio!!! va por todos los ausentes!!!
Terminaré, no obstante, como he empezado, dejando de actuar como si la vida fuese un ensayo, viviendo este día como si fuera el último, consciente de que el pasado ya se ha ido y que el futuro no está garantizado, recordando que sólo hay una cosa más preciosa que nuestro tiempo y es con quién lo empleamos.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y como la recuerda para contarla.”Gabriel García Márquez
Hoy os dejo un bello poema hecho fandango que ayer compartió conmigo un gran amigo, con el que también comparto muy buenos recuerdos, le reitero las gracias, os reitero las gracias a todos por estar ahí, todos los que recibís a diario estas palabras, formáis parte de mis recuerdos.