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Que el futuro del planeta descansara en los regazos de las madres… [07-05-2020]

 

Resulta espeluznante ver en qué manos está el mundo. En los últimos años, lideres de competencia más que dudosa elegidos por su radicalidad ideológica, por sus formas peculiares en la comunicación, por sus mensajes repletos de populismo, se han hecho cargo de muchos gobiernos en el planeta. Algunos ejemplos como, Estados Unidos, Brasil, El Salvador, India, México, Rusia…más los “impuestos” en China o Corea del Norte, sirven para hacerse una idea, cada cual que saque sus conclusiones, no pretendo hacer un ensayo político. Estos modelos basados en el “hombre providencial” espero que estén en vía de extinción, por el bien común.

 

Sin embargo, a poco que uno se fije, se puede observar otro liderazgo ejercido por mujeres, que es digno de análisis. La forma de proceder y el éxito del tratamiento de la crisis nos muestran varios ejemplos como son los casos de Alemania, Noruega, Dinamarca, Taiwan, Islandia y Nueva Zelanda. En éste último país es donde se ha dado uno de los mayores ejemplos de buena gestión, moderna, eficaz, participativa, clara y sin belicismo discursal, precisamente con un discurso a la nación donde se demostró que, si existe un patrón femenino de gestión, éste puede ser mucho más sincero y eficaz en casos de emergencia.

 

Todo esto me ha llevado a reflexionar qué quizá ya sea hora de que el pensamiento femenino vuelva a establecerse en la humanidad, con sus formas no coercitivas, aplicando el consenso. Puesto que no hablo del feminismo exacerbado que pretende sustituir al machismo recalcitrante (vaya negocio sería), la inmensa mayoría de los “-ismos” me generan inquietud, sino de un pensamiento y forma de hacer femenina, maternal, complementaria de lo masculino, integradora, donde importa más el ser que el tener.

 

Esto ocurre en algunas de las pocas sociedades matriarcales que quedan en la actualidad, como los Mossuo en el Tibet, los Bribri en Costa Rica, Los Quero en Los Andes, Los Juchitecas en México, Los Bijagó en Guinea Bissau o los Minangkabau en Sumatra. Sobre estos últimos, leo en un entrevista a la antropóloga Anna Boyé que convivió con los Minangkabau un tiempo, que cuando les preguntaba a ellas si se sentían poderosas se extrañaban y luego le comentaban que, realmente, el poder era llegar a acuerdos con los hombres en todas las cuestiones, simplemente para vivir mejor, es evidente que sus esquemas mentales son diferentes. En su esquema social el hombre y la mujer son complementarios, no opuestos. Les importa más el ser que el tener. El respeto por la tierra y por el cuerpo de la mujer como símbolo de fecundidad también es muy importante para ellos. Son una sociedad amorosa, según describe la antropóloga, donde se vela por el bien del grupo, donde las dirigentes tienen una dignidad y profundidad pocas veces vista en occidente. Comenta también que conocen el modelo patriarcal, pero aún se sorprenden por el maltrato hacia una mujer, en una sociedad tan pacifica, donde no compiten por el poder, les cuesta entenderlo. En definitiva quizá no tengan, según nuestra forma de ver mas extendida, con nuestra intelectualidad, tecnología o el sistema económico, pero si tienen un sentido de la vida y unos valores sociales más desarrollados, basados en la sabiduría, la empatía, en lo colectivo.

 

Yo particularmente me siento muy cómodo con lo femenino, con las mujeres. Han tenido, tienen y tendrán gran importancia en mi vida. Mi madre, mis cinco hermanas, mi compañera de vida, mis dos hijas, las dos gatas que me dejan ser su amigo, las compañeras de trabajo, las trabajadoras que compartieron nuestros emprendimientos. Y no me importaría nada que el futuro del planeta descansara en los regazos de las madres, esas que llevan toda una vida demostrando que pueden con todo, que son las mejores “ministras de economía”, como demuestran cada día estirando el presupuesto, que son las grandes malabaristas que equilibran y estiran su tiempo para llegar a todo. Seguramente nos iría mejor, habría más negociación y menos belicismo, habría más empatía y menos indiferencia, habría más justicia social y menos desigualdades, habría más sentimiento colectivo y menos egoísmo, habría más sensibilidad y menos “testosterona”.

 

No puedo imaginar la vida sin ellas, pues como dijo Ruben Darío: sin la mujer, la vida es pura prosa. Así que yo voto por la vuelta al matriarcado de la tribu primigenia, que no al feminismo exacerbado, reitero, que tan extremista e integrista es como su contrario.

Por favor…¡Que gobiernen ellas!

 

Buen día a tod@s!!!

 

Os quiero Bandid@s!!!

“El papel de las mujeres en El Progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres.” Alexis Carrel

Para poner música a esta reflexión de nuevo dejo que el azar decida….reproducción aleatoria de mi lista “jazz Woman” y….suena Mary Lou Williams, una excelente pianista que sobresalió en un mundo de hombres…suena “It Ain´t Necessarily So”…que lujo…

el-pinche-feliz

Aquí a diario Mis Gastrotapasdesde la “Oronja Home”
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