Cómo sabe tu hijo lo que es
La ética, como cualquier otra faceta del desarrollo, es objeto de aprendizaje. Entre los 4 y los 6 años, y siempre dentro del campo de la ética, el niño todavía no está capacitado para realizar actos voluntarios y libres. Su criterio sobre cómo obrar, sobre lo que está bien o está mal, depende de la autoridad. Es decir, de lo que para papá o para mamá es bueno o es malo.
En su visión animista del mundo, las cosas se alían con esa autoridad como si tuvieran una especie de justicia inmanente. Así, si desobedezco a mamá y juego con un cuchillo, me corto, o si me acerco al horno me quemo. De esta forma aprenden que si no actúan como les indicáis pueden pasar cosas malas.
Por eso en esta etapa es muy importante que en determinados aspectos vuestro hijo os tenga como punto de referencia de autoridad. Por supuesto no es sinónimo de autoritarismo. Más bien debe ser una autoridad cercana y comprensiva, pero coherente, siempre igual. Si cambiáis vuestro criterio cada dos por tres y hoy le castigáis por pegar a su hermanito, pero mañana no le dais importancia, la autoridad perderá coherencia y le costará saber qué es lo que está bien y qué es lo que está mal.
El reflexionar previamente sobre las cosas que son realmente importantes puede ayudaros a establecer un criterio. Con las cuestiones más relevantes debéis ser siempre inflexible. Si “no se pega”, no se puede pegar nunca. Ni él a otros niños ni vosotros a él (un cachete como amenaza o como último recurso tampoco vale). Pero si, por ejemplo, el orden de sus juguetes no te parece algo realmente importante, no debes castigarle por ser desordenado. Bastará con que siempre le ayudes a recoger su habitación para que comprenda cuál es la importancia de ser ordenado.
Es importante pedir perdón
Por muy buenas que sean vuestras intenciones os equivocaréis más de una vez. Indudablemente nadie es perfecto. También de aquí podéis sacar una enseñanza importante para el aprendizaje ético de vuestro hijo.
A los niños les duele especialmente el rechazo de los demás. Sobre todo el de los adultos, y aún más el vuestro. Esto les hace tender naturalmente a la reconciliación y a pedir perdón para conseguirla. Si sois capaces de pedirle perdón cuando le riñáis sin motivo o cuando os equivoquéis al echarle la culpa de algo, vuestro ejemplo le servirá para reforzar positivamente esta tendencia natural a la reconciliación.
Esta actitud, que se irá consolidando con la práctica, le será de mucha utilidad en otras relaciones que tendrá que vivir de adulto (matrimonio, vecindario, trabajo…) y poco a poco irá reparando en otros elementos que le son añadidos: la reflexión, el enjuiciamiento, la humildad…
Cómo fomentar su autoestima
El hecho de tener confianza en uno mismo confiere a las personas, tanto niños como adultos, unas actitudes básicas de autoestima, seguridad y empatía que son fundamentales a la hora del crecimiento ético. En estos primer años de vida, y especialmente entre los 4 y los 6 años, vuestro hijo mostrará una creciente necesidad de cariño y de reconocimiento. El que vosotros estéis ahí para dársela le ayudará a formar una personalidad fuerte y segura que más adelante le facilitará la comunicación, la aparición de actitudes de solidaridad, comprensión, apertura, amistad, tolerancia, en definitiva la capacidad de ESTAR en el mundo, integrado y comprometido.
Pero ¿cómo debemos “estar ahí”? En primer lugar comunicándoos con vuestro hijo. Habladle y decidle que le queréis. No basta con demostrarlo, los niños necesitan oírlo.
Es bueno que por las noches le deis un abrazo, repaséis las cosas que os han hecho felices durante el día y le digáis que estáis contentos por tal o por cual cosa. Incluso aunque estéis enfadados no debéis dejar que el día se acabe sin decirle que mamá y papá le quieren. No importa lo que haya hecho porque nada puede cambiar el hecho de que vuestro amor por él es más grande que cualquier fechoría. Seguro que ya le habréis regañado y si hace falta lo volveréis a discutir mañana, pero ahora es el momento de demostrarle que le seguís queriendo. Dormirá más tranquilo y mañana tendrá ganas de demostraros que podéis seguir confiando en él.
Cuando tengáis que regañarle cuidad vuestras palabras. Expresiones inculpatorias del tipo “eres muy malo”, “no hay quien te aguante” o incluso insultos como “eres tonto ¿o qué te pasa?” no son nada constructivas. Le hacen fijarse en él y en su imperfección, y no en el error que ha cometido. Es mucho más optimista decirle “lo que has hecho no está bien”, o “me estás haciendo perder la paciencia”. Son reproches igualmente llamativos pero no centran la acusación en su persona. Si además le hacéis ver que puede hacerlo bien porque ya lo ha hacho antes, se sentirá capaz de volver a hacerlo.
Es importante que perciba que tenéis confianza en él. Pero no os engañéis a vosotros mismos. Debéis tener auténtica confianza en él. Muchas veces en nuestro intento por protegerles no les dejamos crecer. Con 4 años ya son capaces de responsabilizarse de muchas cosas. Confiadle pequeñas tareas que le hagan sentirse mayor. Encargádle que compre el pan mientras esperáis fuera, dejad que escoja él su ropa, animadle a aprender cosas nuevas, dejad que sea él el que le cuente al médico lo que le pasa…
Educar
Todos queremos “educar bien” a nuestros hijos, pero “educar bien” no tiene porque ser darles todo lo que piden (los mejores juguetes, las últimas novedades en “pelis” de video, la ropa de moda…). “Educar bien” es formar “personitas felices” que el día de mañana sean hombre y mujeres integrados en la sociedad, comprometidos, solidarios, justos, tolerantes, con una escala de valores claramente definida que les permita estar contentos consigo mismos y… SEGUIR SIENDO FELICES.
En la actualidad la gran mayoría de los países considera la Educación Ética como una parte fundamental de su sistema educativo. La LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo) vigente en España dice en su preámbulo que ” el objetivo primero y fundamental de la educación es el de proporcionar a los niños y a las niñas (…) una formación plena que les permita conformar su propia y esencial identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma. Tal formación plena ha de ir dirigida al desarrollo de su capacidad para ejercer (…) la libertad, la tolerancia y la solidaridad.”
El núcleo en el cual los niños adquieren sus primeros aprendizajes éticos es la familia. Por eso vosotros debéis conocer los trucos para ayudarle a “ser bueno”, a comportarse “éticamente bien”.