Cuando creemos firmemente en algo, lo creamos [13-06-2020]
A estas alturas tengo claro que nuestra mente, a través de los pensamientos, de las creencias, tiene mucho más poder del que imaginamos. Pensamientos y creencias pueden impulsarnos o limitarnos, todo depende, pero pueden, podemos ser capaces de conformar nuestra realidad.
No hablo de magia, sino de intención. La intención es poderosa porque enfoca y ayuda a conseguir lo que queremos, por medio de la estrategia del creer, del creerlo. La intención, bien enfocada, nos puede ayudar a utilizar nuestra mente como un aliado en vez de como un enemigo.
Cuando éramos pequeños, seguramente, nos decían que si deseábamos algo con mucha fuerza, nuestra petición se podía cumplir. Así que pedíamos deseos al soplar las velas de una tarta, al ver una estrella fugaz, cruzando los dedos o al pasar debajo de un puente. También es cierto que cuando creciamos ibamos adquiriendo creencias limitantes, ya fueran morales o religiosas, sociales o conductuales, que nos alejaban de aquella esperanza u optimismo infantil. Pedir deseos y confiar en que se hicieran realidad parecía un juego de niños, un exceso de fantasía, cosas de “Antoñita la fantástica”, se decía…Si logran hacernos creer firmemente que no podemos hacer algo, muy probablemente no lo haremos, daremos la batalla por perdida sin apenas intentarlo. La creencia limitante boicoteará todos nuestros intentos por conseguirlo.
Sin embargo, no es del todo cierto. También la cosa funciona en sentido inverso. Cuando creemos firmemente en algo, lo creamos. Lo que vive en nuestra mente puede terminar manifestándose en nuestra realidad, si estamos convencidos de que alcanzaremos una meta, las probabilidades de éxito se multiplicarán exponencialmente. Y no es una ingenuidad, es conocer el funcionamiento de la intención, del poder que adquirimos cuando tomamos las riendas de las creencias, conviviendo, eso sí, con un poco de sentido común, por mucho que quiera uno volar no es aconsejable lanzarse desde el campanario y abandonar toda suerte a que no regirán la caída las leyes de la física.
De todas formas, de una manera más o menos directa, la intención de conseguir algo, de superar una limitación o problema, la visualización, la fe y la creencia de ser capaz de conseguirlo, nos encaminará, de una manera u otra, a tomar las acciones adecuadas en la realidad para lograrlo. Nos dotará de la atención, de la motivación, de la pasión, de la dedicación, de la perseverancia necesarias para lograr el objetivo, todo es posible, todo se puede superar, solo hay que querer y creer.
Además de individualmente, el poder de la intención se puede manifestar de forma colectiva. A este respecto, Gregg Braden, un curioso tipo que desde hace ya bastantes años decidió realizar un enfoque distinto a sus estudios desde la convergencia de ciencia y espiritualidad, manifiesta algunos planteamientos audaces, como que muchas personas meditando en función de un objetivo común son capaces de cambiar la realidad, que las emociones son capaces de afectar al ADN, que la autosanación es posible en muchas dolencias, que los sentimientos serían capaces de modificar la materia, que el ADN se expande si se proyectan emociones constructivas y se encoge si éstas son negativas. Sus experimentos están pendientes de reconocerse y confirmarse por réplicas para ser validados científicamente, pero no dejan de ser interesantes y dan que pensar.
Todo es posible, la intención es lo que cuenta.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“Cuando un cierto número de personas se unen y eligen en un momento dado crear una emoción precisa en sus corazones, esa emoción literalmente puede influir intencionalmente en los mismos campos que sostienen la vida en el planeta tierra”. Gregg Braden
Os dejo con Nina Simone y uno de sus clásicos que habréis escuchado mil veces, solo espero que hoy lo escuchéis con otros oídos, lo veáis con otros ojos, lo sintáis con otro sentimiento y os haga “sentir bien”…”Feeling Good”…el único “pero” es que a mí esta canción se me hace demasiado breve…pero en fin, dicen que lo bueno y breve…