El amor verdadero surge de un enamoramiento firme, lleno de vida, a la vez que apasionante y sosegado; es el que busca el bien del otro.
Es un estado en el que uno es feliz cuando hace feliz a la otra persona, pero no se trata de una felicidad sencilla, sin dificultades, ni fracasos o sufrimientos que dejan huella en la vida.
Diez puntos básicos a tener en cuenta
1. Enamorarse y mantenerse enamorado constituyen los dos puntos extremos de una relación, consciente de lo que es enamorarse y con una voluntad firme y decidida de mantener ese amor. Enamorarse supone algo importante como plantearse un proyecto con otra persona pudiendo ser compartido y mantenido, a lo largo del tiempo; sopesando los avatares y circunstancias que se atraviesan, que irán transformando ese amor apasionado en otro más maduro lleno de generosidad, entrega, renuncia y alegría.
2. Conocer el equilibrio entre los sentimientos y la razón. Al principio, todo es sentimiento, emoción y pasión, que varía según la edad, el momento y las propias circunstancias. A medida que pasa el tiempo, todo se hace más racional pero sin que por ello los sentimientos pierdan su fuerza y valor.
3. Cuidar el amor. El mejor amor si no se cuida, se desmorona y se viene abajo. Éste debe irse trabajando día a día, atendiendo a esos pequeños detalles que, aunque en apariencia resulten insignificantes, constituyen el eje de la convivencia en pareja.
4. Utilizar las herramientas que ayudan a seguir enamorados. Las dos herramientas más útiles con las que las personas cuentan son la inteligencia y la voluntad. La inteligencia es la que distingue a las personas de los animales y la que convierte la conducta humana en inteligente; permite conocer la realidad y ensayar hasta llegar a soluciones eficaces. La voluntad facilita luchar con constancia para facilitar la convivencia.
5. Luchar por no descuidar aspectos esenciales del amor. Los componentes esenciales del amor son los sentimientos, la sexualidad, unas creencias comunes, el esfuerzo por una buena convivencia diaria, el compromiso fiel y un proyecto dinámico. A todos ellos, hay que unirles la inteligencia y la voluntad. De esta manera, cada uno pueda desempeñar bien su papel a la vez que se interrelaciona con los demás.
6. Saber que la sexualidad desempeña un papel importante y que debe estar centrada en la comunicación. El acto sexual como un encuentro entre personas debe ser al mismo tiempo, algo físico, por la unión de dos cuerpos; psicológico, ya que se intercambian emociones, sentimientos o pasiones; y espiritual, ya que la sexualidad hace más humano al hombre.
7. Compartir sentimientos, ideas y creencias, asegura su permanencia. En las creencias compartidas se encuentra el apoyo y fundamento que la persona necesita, les mantiene en pie y después de los primeros entusiasmos de una vida en común, pone de manifiesto lo que son y lo que hay en el interior de las mismas.
8. Mimar la convivencia diaria con la racionalidad. La convivencia conlleva un orden mental, observación de los fallos que se van cometiendo y una búsqueda de soluciones a los conflictos. No hay que perder de vista a grandes enemigos como el cansancio del día a día, la monotonía y el hecho de no compartir cosas ni intercambiar experiencias gratificantes.
9. Comprometerse por encima de todo. No hay amor auténtico si no existe compromiso. El amor comprometido aspira a la fidelidad como actitud o forma de estar frente a la pareja. Está llena de generosidad y renuncias.
10. Potenciar la espiritualidad. La espiritualidad es el elemento de unión que facilita el equilibrio entre los sentimientos y la razón; que constituye el punto que da fuerzas para continuar y sopesar los duros momentos de la existencia.