La ansiedad es uno de los síntomas mayores de las enfermedades mentales más rápidamente accesible y más fácilmente reconocible.
Cada uno de nosotros encontramos ansiedad en muchas formas a lo largo del curso de nuestras actividades rutinarias. Con frecuencia puede tomar la forma concreta de temor intenso experimentado en respuesta a una experiencia de amenaza inmediata, como evitar por un pelo un accidente de tráfico. Experiencias como esta se acompañan típicamente por una fuerte respuesta emocional de temor y miedo así como de signos físicos de ansiedad como taquicardia y sudoración. Algunos de los signos y síntomas más frecuentes de ansiedad se listan a continuación.
Signos comunes de ansiedad aguda
· Sentimiento de temor y miedo
· Temblor, inquietud y tensión muscular
· Taquicardia
· Mareos o inestabilidad
· Sudoración
· Manos y pies fríos
· Acortamiento de la respiración
La ansiedad se desencadena muy intensamente por la amenaza inmediata de la propia seguridad, pero también aparece con frecuencia como respuesta a peligros que son relativamente remotos o abstractos. La ansiedad intensa también puede ser el resultado de situaciones que uno solo puede imaginar o anticipar vagamente.
La ansiedad se ha desarrollado como respuesta fisiológica de importancia vital en situaciones de peligro, que prepara a uno para huir o luchar contra una amenaza del entorno. La apropiada regulación de la ansiedad es fundamental para la supervivencia de prácticamente todos los organismos superiores en cada entorno. Sin embargo, los mecanismos que regulan la ansiedad pueden alterarse en una gran variedad de circunstancias, lo que conduce a la expresión excesiva o inapropiada de ansiedad. Entre los ejemplos específicos se encuentran las fobias, los ataques de pánico y la ansiedad generalizada.
En las fobias, el elevado nivel de ansiedad es desencadenado por situaciones u objetos específicos que pueden variar desde entidades concretas como serpientes, a circunstancias complejas como las interacciones sociales o hablar en público.
Los ataques de pánico son episodios breves y muy intensos de ansiedad que a menudo aparecen sin un evento o estímulo precipitante.
La ansiedad generalizada representa un tipo de ansiedad más difuso e inespecífico que más a menudo se experimenta como aburrimiento excesivo, inquietud y tensión en un patrón crónico y mantenido.
En cada caso, puede decirse que existe un trastorno de ansiedad si la ansiedad experimentada es desproporcionada con respecto a la circunstancia, es difícil de controlar por el individuo, o interfiere con el funcionamiento normal.
Además de estas manifestaciones comunes de la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de estrés postraumático, en general se creen relacionados con los trastornos de ansiedad.
En el caso de trastorno obsesivo-compulsivo, los individuos experimentan un elevado nivel de ansiedad que desencadena sus pensamientos obsesivos y sus conductas compulsivas. Cuando el individuo no puede llevar a cabo su comportamiento repetitivo, como lavarse las manos o de comprobación, experimentan una ansiedad grave. Así, mientras las manifestaciones externas del trastorno obsesivo-compulsivo parecen estar relacionadas con otros trastornos de ansiedad, parece existir un gran componente de alteración de la regulación de la ansiedad subyacente a este trastorno.
El trastorno de estrés postraumático está producido por un intenso e incontrolable evento atemorizador que a menudo es de naturaleza amenazante. Los síntomas característicos que resultan de tal evento traumático, incluyen la re-experimentación persistente del evento en sueños y en la memoria, la evitación persistente de los estímulos asociados con el evento y el aumento de la excitación.