Humedad en las plantas

Debemos recordar que la necesidad de humedad varía de una especie a otra, por ejemplo: los cactus y las especies suculentas, por ejemplo, sólo precisan entre un 30 y un 40% de humedad ambiente, mientras que la mayoría de las plantas de interior necesitarán un 60%.

Al observar con atención su colección de plantas, le resultará muy fácil detectar las carencias de humedad, los signos de alerta son hojas arrugadas y puntas marrones, otro detalle a considerar son las flores o capullos, que se caen muy rápidamente y no permanecen mucho tiempo en la planta. Si descubre algunos de estos signos tendrá que tomar medidas de inmediato, aquí le contamos algunos métodos para restituir a sus plantas.

Macetas forradas: para que las plantas vuelvan a tener la humedad que necesitan consiste en colocar alrededor de las macetas musgo y humedecerlo de tanto en tanto

Rociado: con un rociador de mano con boquilla fina y úselo dos veces por día con agua fresca, aplíquela sobre el follaje para que forme una película temporal de humedad sobre las hojas y el tallo

Piedritas en la bandeja: en una bandeja cubra toda la superficie con piedritas, añada un poco de agua sin formar charcos y luego ubique sobre ellas la maceta, el agua se evaporará y humedecerá el aire que rodea a la planta.

Mejore sus plantas

Si quiere que las plantas de sus macetas cobren más vida, existe una técnica de riego muy beneficiosa. Se trata del riego por inmersión o capilaridad, un procedimiento que reproduce la absorción de agua de los vegetales de manera natural.

El método es muy sencillo, sólo hay que colocar la maceta en un recipiente más grande lleno de agua como un balde, la pileta de lavar la ropa o la bañera, pero sin que llegue hasta tope.

Deje reposar la maceta durante unas horas, cuando observe que su superficie está húmeda (es decir, que la planta ha absorbido el agua), ése será el momento exacto en que habrá que retirarla y dejar que escurran los excesos.

Esta técnica ofrece muchas ventajas, una es que con ella se logra que la planta incorpore sólo la cantidad exacta de agua que necesita, por otro lado, con la inmersión se evita el peligro de lavar el suelo, la perdida de nutrientes y minerales que a veces ocasiona un riego directo demasiado abundante.