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Consejos ante una crisis

· En caso de que ya hallas tenido anteriores crisis de angustia, debes identificar todo lo que te está pasando como una nueva crisis y, por tanto, tener claro que es una situación de la que vas a salir sin que te ocurra nada irremediablemente malo (a pesar de lo mal que puedas encontrarte).

· Intenta pensar que la crisis pasará pronto, ya que llega a su máximo en aproximadamente diez minutos. Una vez que siga y concluya su evolución, empezarás a encontrarte progresivamente mejor.

· Siéntate o pasea relajado mientras la crisis se resuelve. Si quieres pedir ayuda, hazlo cautelosamente y a la persona cercana con la que más confianza tengas, pero sin alarmar a nadie, el interés que puede generar tu estado en los demás, probablemente te pondrá más nervioso/a aún. Si no hay nadie cercano en quien sientas confiar, puedes llamar a alguien por teléfono. En raras ocasiones podrá acudir, ya que la crisis durará menos de un cuarto de hora (alcanza su cumbre hacia los diez minutos), pero puede reconfortarte el hablar y puedes, si te apetece, pedirle que te devuelva la llamada pasados 5 o 10 minutos. De esta forma te sentirás en contacto con alguien.

Consejos ante una crisis
· Trata de no prestar atención a tus síntomas. Cuanto más te fijes en ellos, peor funcionarán. Intenta centrar tu atención en las partes de tu cuerpo que más relajadas estén o en estímulos no emocionales que te distraigan (contar hacia atrás de tres en tres, ojear los artículos de un escaparate…).

· Controla tu respiración, es lo que más te va a ayudar en esos momentos a relajarte. La falta de aire que sientes es una sensación más subjetiva que real. No incrementes tu ritmo respiratorio por muy nervioso que estés, ya que las respiraciones profundas y rápidas (hiperventilación) pueden provocar una alcalosis respiratoria y sus consiguientes sensaciones desagradables. Si no crees poder controlar el ritmo de tu respiración, respira dentro de una bolsa mediana para no aspirar tanto oxígeno. Puedes empezar a practicar ejercicios de respiración para aplicarlos en estas ocasiones.

· Puede que tu corazón lata muy deprisa, pero eso no implica que vayas a tener ningún ataque. Normalmente suele recuperar su ritmo habitual en pocos momentos. Si aún así, te preocupa este estado, puedes probar un ejercicio para disminuir la frecuencia cardíaca: saca con fuerza la tripa presionando el abdomen. Mantente en ese estado de tres a cinco segundos, luego relaja la zona. Repítelo unas cuantas veces hasta que la frecuencia de los latidos disminuya.

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