A mal tiempo buena cara
El invierno es uno de los peores enemigos de la piel, la cual enrojece, se irrita y arruga como un papel de fumar. Protegerla con cremas adecuadas y reparar los destrozos que causa el frío son tareas obligadas si se quiere mantener un aspecto saludable. Manos, labios y ojos merecen una atención especial en esta época.
El frío provoca una sacudida en las funciones naturales de defensa y reestructuración de la epidermis. Asimismo, es un fabuloso estimulante vascular ya que obliga a los vasos sanguíneos a hacer gimnasia, contrayéndose y dilatándose. Enrojece las orejas, hace lloriquear los ojos, entumece los pies y las manos, agrieta los labios,… Pero su primera víctima es la piel.
A la vez termómetro y termostato, el envoltorio cutáneo percibe los cambios de temperatura y ayuda al cuerpo a adaptarse a ellos. El organismo está programado para defenderse de todo tipo de agresiones, pero no es invencible.
Estar alerta
En el caso del frío, desde que capta las primeras señales pone en marcha un mecanismo de adaptación con el fin de mantener su temperatura a 37º C. Para ello, hace acopio de energía, favoreciendo la circulación sanguínea profunda de los órganos vitales y reduciendo la circulación superficial y la de las extremidades.
Además, el viento y los bruscos cambios de temperatura agreden la capa córnea, debilitan el muro formado por las células muertas y atacan las células vivas de las capas profundas. También alteran la película hidrolipídica de la superficie de la piel, la cual queda totalmente desnuda.
Cremas para cada tipo de piel
Afortunadamente, la cosmética está preparada para contrarrestar los efectos de las bajas temperaturas. Existen emulsiones especialmente ricas en cuerpos grasos que cumplen una función aislante impidiendo la evaporación de agua. Untuosas sin ser grasientas, forman un perfecto escudo protector frente a las agresiones climáticas. Estas cremas superprotectoras deben ser aplicadas en todas las pieles, cualquiera que sea su tipo y características.
Las pieles grasas y mixtas son las únicas que sacan algún provecho del invierno: sus poros se contraen y su aspecto se vuelve más suave y menos aceitoso. Las secas, normalmente finas y sensibles, son especialmente vulnerables porque el frío acentúa todavía más su punto débil: la escasa protección natural. Necesitan cremas ricas que compensen las deficiencias en agua y grasa.
Las pieles sensibles o frágiles son las más amenazadas en esta época. Enrojecen, se irritan y, a veces, los pequeños capilares de la superficie estallan y provocan cuperosis. En estos casos, se necesita nutrición, hidratación, protección y elementos calmantes que proporcionen bienestar inmediato.
Manos y pies
Trabajadoras incansables, las manos acusan notablemente la falta de cuidados y son también las grandes víctimas del frío. Expuestas de forma permanente, tardan varias horas en recuperar su protección natural después de sufrir una agresión. En invierno es imprescindible utilizar guantes de goma para todas las labores caseras, protegerlas del frío, secarlas minuciosamente y aplicar una crema después de cada lavado.
Delicados y maltratados, los pies pasan desapercibidos hasta que dan muestras de dolor. El frío los agrede y el calzado, los calcetines y medias los oprimen sin compasión. Conviene visitar al podólogo asiduamente y aplicar todos los días una crema específica para hidratar y proteger.
Labios y contorno de ojos
Extremadamente finos, los labios carecen de protección natural. La acción del viento y la humedad y el gesto reflejo de pasar la lengua sobre ellos los resecan aún más. Por esta razón, en invierno los labios se encuentran incómodos, escocidos, tirantes e incluso, pueden agrietarse. Es preciso utilizar cada día un bálsamo hidratante ligero y ultra-rico.
La zona del contorno de ojos es más seca y está menos protegida que el resto de la cara. Por eso, es especialmente vulnerable a las agresiones climáticas que no solo destrozan la piel, sino que obligan también a aumentar el parpadeo como un reflejo lógico de defensa que, a largo plazo, contribuye a la aparición de arrugas. Hay razones más que suficientes, por tanto, para proteger la zona diariamente con productos específicos.