Un tipo de felicidad donde nosotros mismos seamos nuestro propio referente [07-06-2020]
Últimamente he llegado a la conclusión de que realmente la vida no es una competición. Que para ser feliz no es necesario ser el mejor en todo o pasar por encima de otros, que no siempre hay que cruzar metas, subir podiums u obtener medallas. Aunque esto sea algo que nos inculcaron desde niños, ser más que otros para obtener recompensas.
De todas formas no quiero confundir ni confundirme, por un lado está la capacidad de esfuerzo para obtener determinados objetivos, para dar lo mejor de nosotros mismos, para trabajar por aquello que queremos en cualquier circunstancia, lo que es adecuado. Y por otro lado está la constante necesidad de competir con los demás, de intentar ser el eterno aventajado, de esforzarse por “tener más” que los otros, lo cual es un problema. Quien entiende la vida a través de este último filtro está abocado a la frustración constante, lo sé por experiencia, a ese no poder sentirse satisfecho nunca, a padecer uno de los más inútiles sentimientos, el “ser por ser” mejor que los demás.
Ganar en la vida debería consistir en un tipo de felicidad donde nosotros mismos seamos nuestro propio referente. Superarnos a nosotros mismos, ponernos a prueba para marcarnos metas vitales, para obtener satisfacción al superarlas. Plantearnos también el superar la exclusión competitiva, con nuevas dinámicas sociales más colaborativas, menos darwinistas. Si queremos ganar en la vida el reto a de ser con nosotros mismos, no anhelemos lo del otro, no avasallemos para lograr poder o relevancia, porque siempre sucederá algo que nos empuje a desear más, a experimentar carencias y deseos imposibles de saciar. Entender la vida como competición solo asegura sufrimiento.
Pero si aceptamos el reto de competir con nosotros mismos la cosa cambia, si nos ponemos como referente, si situamos metas y desafíos en el horizonte, aumentará nuestra motivación y el placer de la recompensa de una felicidad construida a nuestra propia medida, a nuestro propio ritmo, ajustada a nuestras propias características. Esto también lo sé por experiencia.
De todas formas lo esencial, tanto a nivel individual como colectivo, personal como social, es ser conscientes de que es el momento de crear escenarios en los que medre la inteligencia colaborativa, esa en la cual todos somos parte, aunando ideas, acciones, reprocidades, organizaciones. Llegó la hora de aparcar el competir constante por la alianzas colaborativas para poder avanzar en conjunto hacia un futuro con soluciones globales y colectivas para las necesidades y problemas presentes.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“No existe una competencia ‘sana’ dentro de una organización del conocimiento; toda la competencia interna es destructiva. La naturaleza de nuestro trabajo es que no puede ser hecha por una sola persona aisladamente. El trabajo del conocimiento es por definición colaborativo.” Tom DeMarco
Y para amenizar la “vespertina velada”…ahí os dejo con Vetusta Morla…con “Lo Que Te Hace Grande”…Pues eso, qué os quiero bribones!!!