Los complejos pueden llegar a influir negativamente en las personas, condicionando las relaciones personales, laborales y la vida, en general. Por definición, no están basados en datos reales sino que son pensamientos irracionales que pasan de forma incesante por la mente.
Pautas para superar un complejo
Las emociones condicionan las conductas y los pensamientos. Los pensamientos, a su vez, influyen en las emociones y en las conductas. Pensamientos del tipo “es imposible mejorar mi aspecto” se pueden sustituir por otros como “¿qué puedo hacer para mejorar mi imagen?”. Estos últimos son mucho más útiles, ya que ayudan en la búsqueda de soluciones eficaces a los problemas. Así que cuando se sienta mal por sus complejos, intente analizar sus pensamientos y reconvertirlos de manera que sean positivos y constructivos.
Contrasta tu idea sobre el pensamiento negativo que tienes de ti mismo y que te atormenta, con la opinión de los demás. Pregúntales sobre la importancia de tener tal defecto, y si ellos lo ven como defecto o no y por qué. Actúa como si fueses un detective en busca de pruebas sobre aquello que te acompleja y descubrirás si tus suposiciones son ciertas o no. Diferentes puntos de vista te acercarán a un pensamiento más realista.
Piensa en lo que te gusta de ti mismo, en tus cualidades… e intenta sacar partido de ellas. Desarrolla tus potencialidades.
Puedes inscribirte en un gimnasio y practicar aeróbic, bailes de salón, natación, etc. Estas actividades además de ayudarte a mejorar tu aspecto físico, aumentarán tu autoestima y bienestar.
Hay que diferenciar entre los valores estéticos y el resto de los valores de la persona. ¿Hasta qué punto es decisivo el aspecto físico en la vida de una persona? Piensa si no estás dejando de lado lo que realmente le importa y reorganiza tu jerarquía de valores de manera que “lo estético” ocupe un lugar que no condicione negativamente al resto de tu vida.
Área de Psicopedagogía: Itziar Martín, Ana García. Pedagogía: Cristina Molano