Cuando la mente se enciende y se afina [12-06-2020]
En mitad de la noche el silencio lo envuelve todo, roto apenas por el constreñido suspiro del fuerte viento que azota el exterior, en su intento de infiltrarse por los resquicios de los marcos de las ventanas.
Es ese momento de la madrugada, en esa mágica línea entre la noche y el día, los pensamientos vuelan como telegramas en busca de destinatario. Es el territorio fronterizo donde habitan los fantasmas, los miedos y las incertidumbres; pero también los lectores empedernidos, los lunáticos soñadores, los melancólicos amantes, los insomnes, los noctámbulos y las mentes creativas. Es un escenario especialmente evocador para el cerebro, libre de estímulos exteriores, es capaz de conectar con otros espacios mucho más íntimos, libres y creativos. La mente se ve alentada por otros engranajes muy diferentes a los que rigen a lo largo del día, o al menos eso me parece.
Lejos de “padecer” el insomnio disfruto de él, lo convierto en mi aliado. En lugar de rendirme a la ansiedad que pudiera causar la falta de sueño en medio de la noche, le doy las gracias por permitirme vivir momentos tan íntimos y esclarecedores conmigo mismo, con las estrellas, con la mente que se enciende y se afina. Porque en esas horas que la ciudad se “apaga”, que el silencio se adueña de su espacio, es cuando las emociones brillan, cuando curiosamente en medio de la oscuridad todo se aclara.
Me siento a gusto navegando en la madrugada, atravesando el mar de los soñadores, escuchando el cuchicheo de las estrellas, afinando la facultad para escucharlas, para dejar que evoquen su inspiración en mí. Son instantes de sutil complacencia, de plácida connivencia, de noctámbula complicidad. En el ecuador de la noche se abren los umbrales de los fascinantes rincones de la imaginación, la emoción, la introspección o la reflexión. A veces la mente se aclara, se presenta despejada como la superficie de un lago reflejando la plateada luna. La imaginación florece, la capacidad de sentir, de conectar o de visualizar se intensifica.
Probablemente no sea magia, quién sabe, quizá no sea nada sobrenatural, tal vez simplemente sea la neuroquímica del cerebro que ve en la noche el momento perfecto para focalizar la energía. Me da igual, solo sé que la mente se vacía de pensamientos superfluos dando paso a otros distintos que fluyen a otro ritmo, con mayor conectividad, con otra sensibilidad. Solo sé que en lugar de lamentarme por el posible insomnio, he aprendido a deleitarme en el sútil recogimiento que ofrecen las madrugadas, en ese espacio donde solo la Luna, las Estrellas, los Planetas o el tímido Sol, rompiendo el alba, son testigos de nuestras andanzas nocturnas, de nuestros noctámbulos pensamientos, de nuestros humildes placeres…soñar, leer, escribir, reflexionar, amar…
El insomnio, como la ansiedad que puede generar, como tantos otros “monstruos” que pueden visitarnos, es gestionable. Aún recuerdo lo mal que lo pasaba, la ansiedad que me generaba, la transformación de mi carácter que producía la llegada de la noche en mi estancia en el hospital. Era puro miedo, era puro terror, era pura ansiedad. Pero llegado un momento, ya en casa, cuando te sientas con tus monstruos cara a cara, cuando los conoces y te reconoces en ellos, su faz cambia, algunos incluso te generan compadecimiento de ellos, pasan a no ser tan terribles e incluso en algunos casos, como el de la insomne lucidez, pasan a ser tus amigos. El insomnio, cuando se transforma en amable y clara lucidez, puede pasar de ser un lugar de tortura a ser un paraíso, todo al final depende de nuestra apreciación.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“El último refugio del insomne es un sentido de superioridad sobre el mundo de los sueños.” Leonard Cohen
Os dejo con “Oniria e Insomnia” de Love of Lesbian…. metafórico, onírico e insomne tema…