Las quemaduras son accidentes muy frecuentes. Suelen estar producidas por fuego o agentes calientes y agentes químicos, como los ácidos. Dependiendo de su gravedad se pueden distinguir tres tipos: de primero, segundo de tercer grado.
Las primeras son las que afectan sólo a la capa más externa de la piel. La lesión que producen se llama eritema o enrojecimiento. Lo mejor que se puede hacer ante una de este tipo es aplicarle paños fríos o directamente un chorro de agua fría. Después, lo más recomendable, es una crema hidratante.
Las de segundo grado afectan a la epidermis y a la dermis. Una de este tipo recibe el nombre de flictena o ampolla. Es conveniente no tocarla ni reventarla, ya que su función es proteger la lesión de una posible infección. Las de tercer grado afectan a todas las capas de la piel, grasa subcutánea y, en muchas ocasiones, también al músculo. La lesión que produce se llama escara y consiste en una zona de la piel de color negro parduzco seca e insensible. Su gravedad depende de su extensión o del órgano interno afectado. En estos casos, lo mejor es tender a la víctima sobre una sábana bien limpia, envolver su cuerpo sin quitarle ni la ropa ni el calzado y llévala al centro de urgencias más próximo.