Músculos flojos que se desprenden de brazos y piernas, abdómenes abultados, depresión y tristeza, generalmente detectada cuando se aproxima el verano o cuando se tiene el valor de mirarse al espejo en ropa interior… ¿Tienes flacidez muscular?
Generalmente la flacidez llega luego de varios ańos de inactividad física, en personas que realizan trabajos sedentarios o bien personas que practicaron deportes y ya no lo hacen hace tiempo. La flacidez llega indefectiblemente con la falta de actividad, y nada tiene que ver con la gordura, ya que existen personas muy delgadas y flácidas, y otras no tan delgadas sin problemas de flaccidez.
Nada mejor para combatirla que un trabajo en gimnasio o con sobrecarga. Pero debemos aclarar que, si aparte de flacidez, existen grasas en exceso, el trabajo de gimnasio debe ser acompańado indefectiblemente por una actividad aeróbica como trotar o nadar.
Es importante que sepas que el trabajo muscular nada tiene que ver con las grasas, o sea, que nunca lograrás eliminar grasas haciendo abdominales, por ejemplo.
Una vez que te has decidido a comenzar es bueno que sepas que con tres estímulos semanales vas por buen camino. Es fundamental que haya alguien que guíe tu actividad para lograr los resultados que deseas y no otros. De todos modos, si trabajas con cargas bajas y muchas repeticiones, estarás logrando músculos más resistentes y duros pero no habrá una excesiva hipertrofia.
Es fundamental que tengas la voluntad para hacerlo con constancia, sino de nada sirve. No es verdad aquel mito que dice que luego de realizar un entrenamiento en gimnasio, al abandonarlo se cae todo, simplemente si no mantienes la constancia necesaria en los estímulos, los músculos pueden volver a reducirse y ablandarse, volviendo así al punto de partida.
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