El acné es una enfermedad de la piel que requiere atención especializada. Afecta aproximadamente al 80% de la población de entre 11 y 30 ańos de edad. No sólo es antiestético, sino también molesta y hasta a veces, doloroso.
Este padecimiento se caracteriza por la presencia de pápulas (elevación cutánea, pequeńa y sólida) y pústulas (elevación cutánea llena de pus), comedones (tapones de materia sebácea, polvo y elementos epiteliales) abscesos y cicatrices.
Las lesiones del acné aparecen principalmente en cara, pecho, espalda y, en menor medida, en hombros, glúteos y piel cabelluda. Entre los factores desencadenantes del acné se encuentran la herencia, la dieta rica en grasas, factores digestivos y psicológicos; la presencia de quistes ováricos, desajustes o cambios hormonales.
Para resolver el acné, no hay mejor fórmula que consultar al dermatólogo, ya que se necesitan estudios y medicamentos que sólo el especialista podrá indicar. El médico indicará los tratamientos a seguir, como lociones o cremas, que tendrán el efecto de secar o descamar; y en algunos casos, también se requerirá del uso de antibióticos.
Actualmente, también existe la alternativa del rayo láser que ayuda en la desaparición de las cicatrices y manchas ocasionadas por el acné. Para minimizar el riesgo de padecer acné es conveniente seguir algunas medidas de higiene personal:
Lavar la cara dos veces al día con agua y jabón.
No dormirse sin desmaquillar.
No rascarse ni pellizcarse las lesiones, ya que esto favorece las infecciones y deja cicatrices en la piel.
Beber mucha agua.
Llevar una dieta rica en frutas y verduras frescas y libre de grasas.
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