Qué nos enseña la tolerancia
Qué afortunados seríamos si en un mundo tan globalizado, donde predomina la comunicación, y donde tanto los problemas de unos repercuten sobre otros, no aprendiéramos más a escucharnos lo que cada uno, desde su propio punto de vista, tiene para decir, y nos diéramos cuenta de que existe más de una opinión acerca de cada tema.
Enseñarle tolerancia a nuestros hijos, por ejemplo, es un gran paso para ayudarles a crecer. Tolerancia no sólo con las personas de diferente condición solcial, sino también con aquellas que presenten alguna discapacidad, dificultad, o simplemente diferencia de lo “normal”.
Afortunadamente, nuestros hijos cuentan con nuestro propio ejemplo para imitar, entonces es de nuestra propia actitud que los nińos aprenderán e copiarán. Y cuentan con un valiosísimo medio para poner en práctica lo que aprenden: el colegio. Allí habrá un universo de chiquillos con diferentes necesidades, aptitudes, desafíos que enfrentar ante la vida. Podremos explicarles a los más pequeńitos en qué consisten estas condiciones, y qué necesitan de nosotros estas personas para que su camino por la vida no sea más difícil que el resto.
¿Estamos listos para hacerlo? ¿Estamos preparados para cuestionar creencias y costumbres que hemos llevado sobre nuestros hombros durante toda la vida? ¿Estamos listos para dejar atrás nuestros propios miedos a lo desconocido?
Evaluemos nuestras propias actitudes, y con un poco de suerte, todos podremos, poco a poco, poner esta sana costumbre en práctica, crecer como personas, criar personas de bien el día de mańana, y convivir pacíficamente sin odios, guerras y destrucción.
Y recordemos que la tolerancia nos ayuda, a veces, a evitar conflictos, y otras, a encontrar soluciones.
La tolerancia viene de la fuerza interior y el coraje para comprender que todos somos, afortunadamente, diferentes.
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