Vínculos intergeneracionales.
En el modelo de familia patriarcal, la figura del abuelo transmitía autoridad y firmeza en el transcurso de las generaciones. Actualmente, los nuevos modelos familiares han hecho perder el peso que otorgaba el ser considerado como el pilar central sobre el que se sustentaba la familia entera.
Hoy en día, aunque no viven bajo el mismo techo, los abuelos siguen representando la fuente de la sabiduría y la experiencia, la ternura y la paciencia.
Ya sea que los abuelos se encuentren cerca o lejos, los padres valoran el carińo que ellos ofrecen a sus hijos, a la vez que los consideran una ayuda en la transmisión de los valores.
Los hijos no emplean las mismas defensas con sus abuelos que con sus padres, y están más abiertos a la influencia de los abuelos.
Y en muchas familias sucede que ejercen un rol más activo en el cuidado de los nińos que los propios padres.
Aunque a veces las ideas y los estilos son diferentes, y lo que a una madre le parece bien, tal vez a una abuela puede resultarle inadecuado (por ejemplo, con respecto a la comida, la ropa, los modales, etc.), el cariño de una abuela es único e irremplazable.
Por otra parte, la presencia de los abuelos en la familia marcan el final del ciclo de la vida humana y el de las funciones familiares. Los nińos recurren a ellos para conocer sus propias raíces y establecer vínculos afectivos que inspiran confianza en lo duradero. Son, en definitiva, el ancla en sus vidas.