– Haz un agujero a dos céntimetros del tallo.
Luego, con la ayuda de un hilo, cuelga la flor al abrigo del sol, del viento o de la luz, con la cabeza hacia abajo, durante al menos dos meses.
Cuando este bien seca, rocía la cabeza de la flor con laca para el cabello y ponla en un jarrón sin agua.
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