– Si te sorprendió la lluvia y los zapatos te quedaron empapados, puedes secarlos fácilmente si eres precavida y tienes avena en tu despensa.
Llena con ella dos pies de media desparejadas, átalas con un nudo e introdúcelas en los zapatos mojados. La avena absorberá la humedad.
Y no tires el remedio: guárdalo porque puedes volver a necesitarlo en otra ocasión.
– Si la lluvia te mojó los zapatos, rellénalos con granos de trigo o de avena y déjalos así toda la noche.
Conseguirás que los zapatos se sequen sin endurecerse ni cambiar de aspecto.