El estiramiento facial o “lifting” es un
procedimiento destinado a tensar la piel facial y
cervical con objeto de reducir los pliegues o
arrugas. La estructura ósea de la cara, la
musculatura y la textura cutánea sufren un proceso
involutivo con el paso de los años.
Además hay unos
factores hereditarios, hábitos alimentarios,
situaciones de estrés, exposición prolongada al sol,
etc., que modifican sustancialmente los signos de
envejecimiento facial.
La ritidectomía habitualmente trata la piel del
cuello y las mejillas, pero en ocasiones, se
corrigen también las arrugas de la frente y el
descenso de las cejas. La cirugía de los párpados,
con bastante frecuencia, se realiza junto con la
ritidectomía.
La operación se puede realizar con anestesia general
o anestesia local y sedación, dependiendo de cada
caso particular (cirugía más o menos amplia, deseos
personales del paciente, etc.).
Las incisiones de esta operación se realizan en el
cuero cabelludo en las regiones frontal y temporal,
rodean las orejas y terminan en la zona próxima a la
nuca. A través de estas incisiones el cirujano
realiza un despegamiento más o menos amplio de la
piel, al objeto de poder obtener un tensado de la
misma. Mediante el mismo abordaje, el cirujano puede
reducir acúmulos grasos o tensar músculos que han
quedado fláccidos, proporcionando a la cara un
aspecto más firme.
Después de la intervención, que suele durar entre 2
y 4 horas, en función de la amplitud de la misma y
de si se hace algún tratamiento de los párpados,
liposucción, etc., se colocan unos drenajes para
disminuir la posibilidad de hematomas y reducir la
inflamación.
En el postoperatorio se observará un grado variable
de hinchazón de la cara y el cuello, equimosis o
cardenales y sensación de tirantez y acorchamiento.
Estas molestias son pasajeras y ceden
espontáneamente o con analgésicos.
La mayor parte de las cicatrices quedan ocultas en
el cuero cabelludo por encima de la sien y hacia la
nuca. Solamente en una zona alrededor de la oreja y
en las primeras semanas tras la cirugía, pueden
notarse algo las cicatrices, que, por otra parte,
pueden ocultarse fácilmente con el peinado.
A los 5-6 días se comienza a quitar los puntos de
sutura, proceso que se termina de realizar a los
8-10 días. Habitualmente, en la tercera semana
postoperatoria se puede realizar una vida
prácticamente normal, incorporándose incluso a su
tarea profesional.
Las intervenciones de estiramiento facial no sólo
logran un rejuvenecimiento notable sino que, además,
la edad aparente sigue retrasada durante mucho
tiempo en relación a la edad cronológica. Si con el
paso de los años volviesen a aparecer arrugas y
pliegues, la operación podría volver a realizarse.
Las posibles complicaciones de la ritidectomía son
escasas y, en la mayoría de los casos, transitorias:
hematomas, defectos de cicatrización, caída de
cabello en la cicatriz del cuero cabelludo,
alteración de la movilidad de la ceja o de los
labios, etc. Sólo en raras ocasiones es necesario
realizar pequeñas operaciones complementarias para
tratar estas complicaciones en el período
postoperatorio inmediato o tardío.