El drenaje linfático está especialmente indicado para hacer frente a numerosas enfermedades de la piel (acné, cuperosis, rosácea, bolsas, eczemas, caída del cabello, y edemas faciales que pueden aparecer tras un lifting).
Además, miniminiza las cicatrices y las ablanda, evita los edemas en las piernas que padecen muchas mujeres embarazadas y la aparición de estrías.
También combate la migraña, el reuma, la hinchazón y el cansancio de las piernas, la retención de líquidos y la celulitis.
Por si esto fuera poco, tiene propiedades antiestrés, favorece el retorno venoso y alivia los dolores que suelen darse después de someterse a una liposucción.
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