Según el estudio de Nivea for Men, el 95% de los encuestados afirma que se afeita habitualmente y tan sólo un 5% lo hacen con maquinilla eléctrica.
Frente al 66% de los británicos y alemanes que se rasuran los siete días de la semana, los latinos son los más reticentes a cumplir con esta tarea durante los fines de semana.
El afeitado diario pasa su factura.
La piel se torna más áspera y el folículo piloso más espeso.
Además, el ritual acelera el proceso de deshidratación y los pequeños cortes que se infringen provocan irritaciones.
Para algunos hombres supone un auténtico suplicio que se manifiesta en cortes, pelos que se enquistan, enrojecimiento o aparición de granitos.
Aunque hoy les socorren bálsamos y after shaves, nace la última generación de maquinillas eléctricas.
En el colmo de la sofisticación puede emplearse mientras uno se ducha y lleva incorporada una emulsión hidratante.
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