Las hormonas son responsables de las diferencias existentes entre la piel de un hombre y la de una mujer.
La masculina es más gruesa (entre un 16% y 24 %) y por tanto, más porosa.
Su propio metabolismo y la testosterona inciden en su sistema cutánea dotándola de una mayor secreción sebácea.
Además tiene más cantidad de colágeno, lo que le imprime más elasticidad y firmeza hasta que cumple los 30 años.
Pero a partir de los 50 la pérdida de agua se acelera y aunque las arrugas hacen acto de presencia más tarde que sobre las mujeres, luego suelen ser más marcadas y profundas.
Otro factor importante de distinción es la barba. Entre 6.000 y 25.000 pelos pueblan un tercio de su cara con un crecimiento de unos 0,4 mm. al día.