La cirugía de aumento mamario es una técnica segura,
siempre y cuando sea realizada por un cirujano
plástico cualificado. Sin embargo, como en cualquier
operación siempre pueden existir complicaciones y
riesgos asociados. En el aumento mamario, la
complicación más frecuente es la contractura
capsular, que ocurre cuando la cicatriz interna que
se forma alrededor del implante se contrae en
exceso, haciendo que la mama se vuelva más dura.
Puede ser tratada de diversas maneras, requiriendo
en ocasiones extirpar dicha cicatriz interna, e
incluso, recambiar la prótesis.
Otra complicación , propia de cualquier cirugía es
el hematoma que sólo en casos concretos precisa de
una nueva intervención para eliminar la sangre
acumulada. Un pequeño porcentaje de mujeres puede
tener una infección alrededor de la prótesis,
normalmente en las primeras semanas después de la
cirugía. Algunas mujeres notan los pezones más o
menos sensibles, e incluso, sin sensibilidad. Estos
cambios suelen ser temporales, aunque en unos pocos
casos serán permanentes. No existe evidencia de que
las prótesis de mama afecten la fertilidad, el
embarazo o la lactancia.
Es extraordinariamente infrecuente que las prótesis
pueden romperse, haciendo que el contenido salga
fuera de su cápsula. Cuando la prótesis está rellena
de suero, el líquido se reabsorbe rápidamente sin
producir ningún daño, disminuyendo la mama de
volumen en unas horas. Si está rellena de silicona
pueden pasar dos cosas: si la cápsula formada por el
organismo no se rompe, no notará ningún cambio; si
se ha roto, especialmente cuando ha sido sometida a
mucha presión, la silicona sale disminuyendo el
volumen de la mama. Con ambos tipos de prótesis será
necesario una nueva intervención para reemplazarla.
No existe evidencia científica probada de que las
prótesis provoquen cáncer de mama o enfermedades del
tejido conectivo. La colocación de una prótesis no
impide la realización de mamografías.