No hace falta abrir mucho espacio en tu agenda. Con sólo diez minutos semanales se obtienen estos beneficios. Quien quiera intentarlo puede seguir la serie que el masoterapeuta Wellington Rocha, de Massagem Company, de San Pablo, enseña con exclusividad a los internautas de Tnrelacione. El programa mezcla varias técnicas orientales, como el anma y el shiatzu.
No hay contra-indicaciones para ahuyentar el estrés cotidiano. Además de placentera, la fricción del cuero cabelludo actúa en el bulbo capilar, pues estimula la circulación. “Por eso, el masaje es indicado en los casos de caída del cabello”, explica el masoterapeuta Eduardo Bins. Además del bienestar que brinda, te da energía. Según una teoría china, la activación de los puntos de energía en la cabeza, combate el insomnio.
Cuidado los que tienen el cabello graso. Es que el estímulo puede acelerar la producción de las glándulas sebáceas. Para estas personas, una vez por semana es suficiente.
Los que poseen un cabello normal o seco pueden aprovechar este placer más veces por semana. En cualquier caso, no se debe usar aceites, mejor usar tónicos capilares o realizar el masaje en seco.
Hazlo tú misma
Los seis pasos básicos son simples. Puedes hacerte el masaje o pedirle a tu pareja o a un amigo que te lo haga:
1. Relaja los músculos de la cervical: acuéstate boca abajo. Con la punta de los dedos, toca la nuca para soltar la tensión.
2. Libera la tensión de la cabeza: con las puntas de los dedos, haz movimientos circulares, masajeando la parte inferior de la cabeza.
3. Dale atención a las partes laterales: con suave presión, toca la región de las sienes con movimientos circulares, de abajo hacia arriba.
4. Puntos de presión en la cabeza: usando los pulgares, presiona la cima de la cabeza, desde la frente hasta la nuca. Un consejo: si tu pelo tiene raya al medio, síguela.
5. Suelta el cuero cabelludo: haz movimientos circulares en toda la cabeza, desde la nuca hacia la cara.
6. Finaliza tonificando: con los dos puños cerrados, apoya uno en la cabeza y, con el otro, golpéala suavemente como si la estuvieras martillando.