Entre los más importantes destacamos:
● La valoración del hecho alimentario como un componente esencial de la calidad de vida.
● Insistiendo sobre el concepto de dieta equilibrada, hay que conseguir el cambio del concepto que se tiene sobre una buena comida.
● La educación del consumidor sobre nutrición/alimentación, puede reforzar hábitos adecuados debido a la numerosa información que incorpora el etiquetado de los productos.
● La desmitificación de lo natural como garantía de seguridad alimentaria.
● La oposición a aceptar una estética que vaya contra la buena salud, eliminando como cánones de belleza y modernidad la delgadez extrema y patológica.
● La preocupación del consumidor por las nuevas tecnologías y los nuevos alimentos.
● El conocimiento sobre la relación que existe entre exceso o defecto de consumo de nutrientes y sus patologías resultantes.
● La valoración de la importancia de la seguridad alimentaria, así como la lucha contra el
fraude para conseguir una alimentación sana.
● La toma de conciencia de la función que cumplen las empresas de restauración colectiva haciendo cumplir la normativa específica de higiene.
● El análisis crítico de los medios de comunicación y de la publicidad para contrarrestar su influencia en la compra de los alimentos.