Son alimentos enriquecidos en algún nutriente o ricos en
esos nutrientes de manera natural, que han demostrado, científicamente,
que pueden tener algún efecto sobre las funciones corporales o prevenir
alguna enfermedad.
Son beneficiosos si
acompañan una dieta equilibrada. No se puede pretender vivir sólo de
alimentos funcionales. Ayudan, pero no son suficientes.