El tratamiento de estos dos procesos se basa en atacar el problema que lo causa. Si se debe a un sobreuso o a un daño directo, se deben evitar determinadas actividades. También es importante adoptar la posición adecuada para desarrollar aquellas actividades que provocan el problema, así como inmovilizar la zona afectada.
Por lo que se refiere a la medicación, los antinflamatorios prescritos por el especialista pueden reducir el problema de una posible hinchazón pero, si existe infección, se deben administrar antibióticos acompañados de aspiraciones periódicas o de una limpieza quirúrgica de la zona, siempre bajo prescripción y seguimiento del médico.
