Un aroma puede ser el arma con que cautivar a un hombre, una manera de
sentirse a gusto y fresca con una misma, de hablar de ti a los demás. Pero escoger el que
mejor va con cada una no es fácil. Además, hay que tener muchas cosas en cuenta.
La historia de los perfumes, como ya te
hemos contado en otras ocasiones, es densa y se remonta a muchos siglos atrás. Eso da a
los aromas un prestigio único que, actualmente, sigue en auge. Tanto, que la venta de
perfumes sigue siendo uno de los principales negocios de la cosmética.
Pero escoger el mejor perfume que va
contigo depende de muchos factores y debes tener en cuenta que la mejor manera de hablar
de ti misma es hacerlo con un aroma que te retrate tal y como eres.
Por eso ten en cuenta que:
- Los perfumes pueden retratarte como una
persona romántica, activa e independiente o misteriosa… sólo se trata de escoger la
fragancia adecuada: más o menos sutil, dulce, suave, fresca, embriagadora…
- Aunque muchas personas tienen ya un perfume
predilecto, muchas otras optan por diferentes fragancias para diferentes momentos: el día
y la noche, actos solemnes, festivos… Porque, como la ropa, cada aroma va con su tiempo.
- A la hora de escoger, debes considerar
también aspectos como las mezclas aromáticas: pueden haber perfumes que choquen y se den
de patadas con el aroma que desprenden una crema corporal, el desodorante, una crema
facial… Estos componentes pueden llegar a “ahogar” el aroma propio de un buen
perfume e incluso convertirlo en nefasto.
- Aunque hay quien se hace fiel por completo a
un perfume como símbolo de elegancia y distinción, lo mejor es arriesgarse de vez en
cuando a probar otras fragancias que quizás vayan más contigo. Aunque eso, claro está,
va a gustos.
- Es recomendable no abusar de la dosis.
Recuerda que el aroma debe ir contigo, y eso no significa precisamente que deba quedarse e
impregnar la habitación en la que estás.
- La mejor manera de que un perfume resulte
elegante y no “empache” es utilizarlo en las zonas más sensibles a él:
muñecas y cuello (o, si se prefiere, tras el lóbulo de la oreja). Sin abusar.
- Debes considerar también la posibilidad de
usar sucedáneos del perfume, si es que éste no acaba de agradarte. Muchas marcas
(especialmente las más conocidas) han creado productos con aromas iguales al del perfume
y tales como el gel de baño, los polvos de talco, los desodorantes, las cremas
hidratantes aromatizadas… una delicia para el olfato.
- Para quienes no gustan de los perfumes, pero
sí de oler bien, existe también la posibilidad de las aguas de colonia que, aunque son
más ligeras, refrescan sobremanera. El único inconveniente es quizás que desaparecen
con mucha (para algunas, demasiada) rapidez.