Al llegar a la etapa
de la adolescencia, se necesita cambiar sus marcos de referencia en
prácticamente todos los campos pues ahora la materia prima que
lo constituye está cambiando y se hace prácticamente imposible
sostener las mismas pautas de conducta, de pensamientos y deseos que
se tenían cuando era niño. El mundo se ve diferente y
tiene otro sentido cuando se entra en la adolescencia. Nunca se tiene
la certeza de qué rumbo van a tomar las cosas, pero de algo sí
es seguro: nada es ya como antes y tendrá que encontrar la manera
de volver a sentirse seguro en la nueva situación.
Aunque para los
adultos puede ser evidente el momento en que un niño empieza
a ser adolescente (por su crecimiento físico, sus cambios en
la conducta, su manera de pensar y de actuar, etc.) para tí,
estos cambios no son claros y los vives como una situación de
confusión y descontrol. El nuevo adolescente nunca tiene una
consciencia clara de que está entrando en un período de
cambio y que lo que está ocurriendo es resultado de un proceso
normal. Este desconocimiento te hace más vulnerable a la inseguridad
y a la sensación de extrañeza e inadecuación de
tu persona.
Esta sensación
de extrañeza, de no saber cómo ser y de no estar seguro
de nada, se intentará superar o al menos disminuir mediante una
serie de mecanismos de identificación con los conocidos que tienen
la misma edad que tú y en quienes descubres alguna cualidad que
tú valoras y te gustaría tener. Las relaciones con los
compañeros de tu misma edad se vuelven importantísimas
pues no sólo cumplen una función social, sino que ahora
se convierten en un elemento indispensable para que puedas navegar en
este período de la vida con cierta certeza de que llevas un rumbo
adecuado. El efecto psicológico de saber que eres normal o igual
a los demás, te da la tranquilidad necesaria y la seguridad en
tí mismo para poder incursionar, con ciertas probabilidades de
éxito, en las demás áreas a las que tienes que
enfrentarte.
Las oportunidades
de tener amistades o relaciones sociales con otros adolescentes de tu
edad, resulta crucial para poder superar con éxito la pérdida
de tu identidad infantil y el desprendimiento de tus padres, y poder
construir, apoyándote en tus compañeros, el propio concepto
de tí mismo y así poder consolidar tu identidad personal,
indispensables ambos para lograr una personalidad adulta y madura.
El indispensable
distanciamiento que necesitas hacer con respecto a tus padres, te lleva
a estrechar el acercamiento a los amigos. Sin embargo, este acercamiento
no siempre es facíl y menos aun cuando pretendes iniciar una
relación de noviazgo. Existen factores propios de tu misma edad
(inseguridad, miedo al rechazo, temor a hacer el ridículo, baja
autoestima, tu apariencia física, etc.) que hacen de esta experiencia
todo un reto porque implica grandes posibilidades de que fracases. La
situación se complica con las presiones de tus padres que pretenden
(con buena intención) controlar tu conducta social.
En esta situación,
tú como adolescente inicias los ensayos para satisfacer la imperiosa
necesidad de los amigos, necesidad de sentirte y ser igual que los demás,
y de estar a la altura de aquellos que ante tí aparecen como
modelos.
Como te habrás
dado cuenta, las dudas que tienen los adolescentes abarcan una amplia
gama de temas y se extienden a detalles que en otras edades jamás
les llamarían la atención, pero que ahora les parecen
de lo más importantes. Mencionarlas todas sería imposible,
sin embargo hay algunos rasgos característicos que pueden generalizarse
y que se encuentran en casi todas las conductas de esta edad.
A continuación
encontrarás ejemplos de algunas preguntas hechas por adolescentes
como tú, en donde podrás comprobar que lo que a tí
te pasa no es exclusivo de tu persona y que en realidad te ocurre porque
eres un adolescente sano y normal. Las respuestas a las preguntas fueron
hechas por especialistas en el estudio de la adolescencia y confío
que puedan ayudarte a despejar tus propias dudas o a encontrar una solución
a tus problemas.