El acné es una de las enfermedades más frecuentes en la adolescencia, entre los doce y veinte años, aunque puede persistir más allá de los treinta años. Se caracteriza por la inflamación de los folículos sebáceos; se localiza más comúnmente en la cara, cuello, hombros y espalda. También se conoce con el nombre de «espinillas», «barros» y «comedones».
El acné está condicionado principalmente por un efecto hormonal que estimula el crecimiento de las glándulas sebáceas, considerándose una manifestación temprana de la adolescencia, la inflamación de estas glándulas predispone a infección por una bacteria presente en la piel, lo que agrava el problema.
No tiene relación con la masturbación, ni con algún otro tipo de actividad sexual. No es contagioso.
Las lesiones del acné afectan principalmente la cara, pecho, cuello y espalda y en casos especiales todo el tronco inclusive las nalgas.
El acné, en las mujeres, evoluciona en forma de brotes con remisiones y exacerbaciones espontáneas, sobre todo, en los periodos del ciclo menstrual.
No es necesario realizar estudios de laboratorio para confirmar el diagnóstico.
Algunos medicamentos como el complejo vitamínico B y los esteroides pueden empeorar el cuadro.
Existe una predisposición familiar a presentar esta enfermedad, aunque no todos los adolescentes presentan la misma intensidad en los signos, ya que la manipulación de las lesiones facilita la infección, con la inflamación subsecuente. La creencia de que ciertos alimentos predisponen a esta enfermedad no está comprobada; por lo general, este problema tiende a remitir gradualmente, las medidas que se apliquen tienen la finalidad de evitar cicatrices.
El pronóstico depende de la severidad del acné, así como su tratamiento oportuno, es un padecimiento benigno que ocasiona principalmente problemas de imagen corporal, baja autoestima, vergüenza y complejos.
Tratamiento y cuidados
Lavarse la cara con agua y jabón neutro.
No aplicarse cremas cosméticas.
No aplicarse medicamentos sin receta.
Llevar una dieta normal, no abusar de los alimentos con mucha grasa.
Si el problema se considera grave, consultar a un dermatólogo