Pues sí. Cloro, rayos ultravioleta y agua de mar no son una buena combinación. Y si agregamos estrés de fin de año, contaminación y dieta desbalanceada, las cosas se ponen más difíciles. De pelos.
Afortunadamente para el cabello, en la cosmética abundan los productos para proteger esa zona.
Ya no basta con el shampoo y el acondicionador. Existe una amplia gama de productos para el cuidado del cabello, dependiendo de si es graso, normal, liso, ondulado, largo o corto. El asunto está en escoger el adecuado.
El ritmo de vida exige precauciones porque, al igual que el resto del cuerpo, el pelo constantemente está recibiendo exceso de contaminación, cloro, rayos solares o agua del mar, cuando el clima mejora.
Por cierto que un cabello bonito es también sano. No se trata sólo de algo estético. De hecho, está comprobado que el estrés se manifiesta en esta parte del cuerpo. El agotamiento y la depresión hacen caer el pelo, y una mala alimentación empeora las cosas. Lo mejor es mantener una dieta equilibrada, pocas toxinas, poca azúcar, poca grasa y más nutrientes, verduras y frutas. Ideal para esta época del año que, como el otoño, suelen ser más dañinas para el cabello.
En el verano se necesitan nutrientes, pero también filtros solares o mascarillas protectoras. El agua salada altera la carga estática y las propiedades elásticas, vuelve al cabello más frágil y quebradizo; en tanto los rayos ultravioleta alteran la elasticidad, simulando una decoloración química suave.
Para las que llevan el pelo teñido, es recomendable oscurecérselo antes de tenderse bajo el sol. Cloro, rayos con poco ozono y sal, no son buena combinación, menos sabiendo que la tintura reseca aún más al pelo.
Después de salir del mar, es bueno lavarse bien el cabello, aunque sea sólo con un shampoo suave.
El acondicionador sirve en la medida que de brillo y suavidad, mientras que las cremas y los fijadores serán útiles si contienen poco alcohol y pocos productos químicos que, además, pueden provocar caspa e irritaciones.
Por último, no hay que abusar del secador. Es mejor dejarlo más para el invierno, pero si hay que usarlo, ojalá sea de forma leve, nunca con el aire caliente y ni a menos de 15 centímetros de la cabeza.
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