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Las imperfecciones desaparecen, la piel luce luminosa, y los tonos se unifican. Todo gracias a un producto: la base. El secreto imprescindible para un maquillaje perfecto.

No sólo borra imperfecciones, como las arrugas más visibles y las manchas, sino que sirve de soporte a todo el resto del maquillaje. Se trata de las bases, que ya sean en versión fluida, barra, líquido o polvo, proporcionan una capa de color suave, uniforme y absolutamente tolerada por la piel.

Todas están formadas básicamente por agua, aceites vegetales y dióxido de titanio, y se encuentran en versiones apropiadas a todo tipo de piel, desde las más secas y sensibles, hasta las más grasas y brillosas. A las primeras se les recomienda las bases ricas en agua y a las segundas aquellas que contengan pocos aceites.

Pero la tendencia, en todos los casos es la misma: otorgar un tono parejo pero similar al natural, y por ningún motivo parecer un estuco artificial. La idea ante todo es que se note poco y que sólo otorgue un efecto de uniformidad sobre la piel, porque tal y como dice su nombre, es sólo una base. Después se aplicarán los polvos, el colorete y las sobras -que otorgarán matices y naturalidad- y un exceso puede echar por tierra cualquier buen resultado.

No hay que temer, porque lejos de la creencia de que las bases tapan los poros y dañan la piel, actualmente estas incorporan alta tecnología que, por el contrario, protegen e hidratan. De hecho, la mayoría son hipoalergénicas, incorporan factor de protección solar, se mantienen inalterables hasta por 12 horas. Y, lo más importante, es que la piel respira.

En todo caso, hay que considerar varios puntos:

-El buen resultado está en directa relación con las condiciones previas a la aplicación: la piel debe estar completamente limpia y bien humectada.

-Lo ideal es utilizar una esponjita, pero las yemas de los dedos siempre son eficaces.

-Se debe comenzar por la frente y continuar por las mejillas, la nariz y el mentón.

-Primero se aplica una pequeña cantidad de base y se extiende suavemente con movimientos circulares a lo largo de la superficie de la piel del rostro.

-Es importante ver el efecto con luz natural. Las luces artificiales suelen distorsionar el tono y el brillo, y muchas veces se cometen excesos.

-Una vez aplicada, debe ponerse atención a las zonas en las que pueden quedar manchas, como la orilla entre la piel y el cuero cabelludo, cerca de las orejas o entre el mentón y la unión con el cuello.

-Después de la aplicación es imprescindible la aplicación de polvos, los que dan un acabado perfecto pues disminuyen las sombras y las irregularidades propias de la piel.

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