La capa más superficial de la epidermis es la capa córnea. Está formada por corneocitos que son efectivamente células muertas. Sin embargo, el espacio entre estas células esta recubierto por lípidos, que son sustancias generadas por fuentes endógenas: glándulas de la piel, y exógenas: a través de cremas y cosméticos. La misión de los lípidos es conexionar los corneocitos, dar flexibilidad, y proporcionar impermeabilidad para evitar pérdida de agua.
Por tanto, los cosméticos, aunque no pueden hacer revivir a los corneocitos, sí pueden formar parte de los lípidos naturales de la piel y reemplazarlos cuando haya una carencia. Además, al formar parte de los lípidos pueden penetrar hasta capas inferiores de la epidermis, donde las células están vivas, y proporcionarles sustancias que necesitan en su metabolismo.
El aloe penetra incluso hasta la última capa, la capa basal, dónde se forman las células de la epidermis y acelera el proceso de regeneración celular.