Para algunos esteticistas, brochas y pinceles son más importantes que bases, sombras o rubores. Sin ellos están perdidos. Jamás se verá a un profesional del rubro que no los utilice para sus producciones de foto en revistas, pasarelas, cine o televisión. Sus utensilios preferidos son los que se compran aparte y nunca los que vienen incluidos en los estuches de los productos. Claro que esto es una exquisitez de expertos, porque la verdad es que las buenas marcas cosméticas cuentan también con alta calidad en los materiales de sus aplicadores.
Para los ojos, los que saben eligen pinceles muy suaves, como los que se fabrican con pelo de marta. Un lujo que da excelentes resultados. De la calidad de las cerdas depende la buena definición del trazado de la sombra por todo el párpado. Su forma (punta cuadrada en diagonal o redondeada) está pensada para abrir la cuenca y también para que la sombra no se introduzca dentro del ojo.
Para conseguir labios con un acabado perfecto es necesario utilizar un pincel para rellenarlos, sin salirse del contorno. También se pueden usar estos cepillos para dar un toque de brillo que hace que se vean más sensuales sin caer en la exageración que generalmente provocan los labiales. El cepillo para labios es fino, alargado y de pelo suave.
Para la piel, esponjas. Su uso es fundamental para asegurar el buen tono y para tonificar la circulación. Las esponjas deben ofrecer siempre un tacto suave. Si no son naturales, como el crin o la lufa, deben estar fabricadas con fibras vegetales que cuiden especialmente la salud de la epidermis. Una base de maquillaje debe aplicarse siempre con una esponja, porque ésta hace que el producto se distribuya mejor y porque logra un color más natural.