UA

La piel se cuida desde que se viene a este mundo, porque los agentes externos la maltratan hasta casi destruirla. A partir de la adolescencia, los tratamientos preventivos deberían ser obligatorios, porque ya a los 20 se hacen visibles los primeros pliegues. Las cremas con fórmulas que contengan flavonoides y sus derivados, además de vitamina E, son increíblemente efectivos.

Las arrugas no son privativas de la adultez mayor. En algunas pieles aparecen demasiado pronto, y eso ocurre porque los escasos años no son un real seguro contra las marcas de una piel mal cuidada o de una genéticamente propensa a los pliegues.

La verdad es que la edad para iniciar los cuidados no es determinada. La piel está tan expuesta a tantos agentes externos que la destruyen con facilidad que es necesario protegerla desde los primeros minutos de vida.

La piel está condicionada a un proceso natural de envejecimiento. Aunque sus causas continúan siendo un misterio, la ciencia ha logrado quitar parte del velo. Hoy se sabe que, además de los factores hereditarios, participan en este proceso elementos como el estrés e influencias ambientales que generan radicales libres. Estos son moléculas inestables y altamente reactivas, que en su afán por combinarse con otras para estabilizarse destruyen otras moléculas o lazos entre otros átomos, lo que provoca su formación.

Este tipo de ataque es considerado la principal causa del envejecimiento prematuro de la piel, ya que la reacción encadena puede dañar de manera irreparable las estructuras celulares. Al perder parte de sí, las células comienzan a deteriorarse y su recubrimiento se hace disparejo. De ese modo se forman las arrugas.

Una gran ayuda es la vitamina E, que se aparea con el radical libre y la neutraliza sin que el radical continúe su ataque. Sin embargo, diez veces más potente que la vitamina E son los flavonoides, porque son capaces de neutralizar mayor cantidad de radicales libres. Son, con toda seguridad, uno de los más grandes descubrimientos para el antienvejecimiento de la piel.

El problema es que no existe la manera de prevenir la aparición de los radicales libres, ya que constituyen un subproducto natural de la respiración y del metabolismo de células normales.

También hay agentes externos que general las arrugas: la contaminación ambiental, el ozono y los pesticidas. Todo se agrava aun más por la mala alimentación, el hábito de fumar, el estrés y, sobre todo, la radiación ultravioleta intensiva. Este último daño se acumula con la edad y la piel adquiere un aspecto pálido y apagado.

La piel posee sus propios mecanismos de defensa que actúan como exploradores que desactivan los radicales libres, haciéndolos inofensivos. Se llaman glutationas. También se vale de antioxidantes externos como las vitaminas, que han sido usadas por largo tiempo en la industria cosmética para ayudar a estos mecanismos defensores. Sin embargo, tienen una capacidad limitada para proteger la piel del estrés oxidativo.

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA