A medida que pasan los años, la ley de gravedad actúa sobre el cuerpo sin consideración alguna. Muy afectados resultan los senos, porque carecen de músculo que los sostenga; de esta labor sólo se encargan la piel y unos cuantos ligamentos.
El propio peso, unido a dietas de adelgazamiento, embarazos y lactancia, además de los cambios que sufren durante los ciclos menstruales, acaban por descolgar incluso los pechos más firmes.
Recuperar su silueta requiere de tiempo y paciencia.
Existen productos reafirmantes especiales para senos, no es del todo recomendable usar en ellos la crema del cuerpo. Deben estar convenientemente hidratados siempre, y las cremas que los tonifican y reafirman deben aplicarse realizando un suave masaje con la palma de la mano, para que penetre mejor. Lo ideal es usarlos dos veces al día. Una, después de la ducha matinal, porque entonces los poros están más abiertos. Y por la noche, porque es el momento en que aumenta el ritmo de regeneración celular.
También es absolutamente necesario ejercitar los senos. Como descansan directamente sobre los músculos pectorales, hay que fortalecer éstos con alguna actividad física. Si se decide por un deporte, prefiera la natación y las pesas.
Un gran aliado para recuperar la firmeza perdida es el agua fría. Esta tonifica y da mayor tersura a la piel, activa la circulación y contrae los tejidos. Aparte del chorro de la ducha, un truco muy viejo es envolver un cubito de hielo en un pañuelo y pasarlo por la zona superior del pecho, hasta que se derrita.