Cuando estamos estresadas y con falta de sueño, nuestra piel muestra rápidamente signos de cansancio: pliegues de expresión y de crispación, como el ceño fruncido, gestos desencajados, tensiones musculares, cutis gris y ojeras.
Literalmente, la cara es el espejo del alma, refleja fielmente los estados de fatiga general y pide a gritos los beneficios de un sueño reparador.
El cuerpo está preparado para durante la noche, mientras dormimos, poner en marcha sus mecanismos de regeneración natural.
Las fórmulas cosméticas de noche actúan a doble rendimiento gracias al relax total de la piel, que facilita una penetración óptima de los principios activos.
Las de última generación incluyen sustancias calmantes, antiinflamatorias y relajantes, que favorecen un sueño profundo y reducen el estrés. Son los mejores aliados contra el insomnio.
No olvide que hay piel en todo el cuerpo, no sólo en el rostro. Piernas, brazos, abdomen, espalda, cuello, pechos, manos y pies requieren también una buena dosis de cuidado, aunque ellos no se expongan mucho al medioambiente.
La mejor manera de aplicar las cremas corporales de noche y aprovechar el ciento por ciento de sus propiedades se logra con el masaje. Las manipulaciones deben ser suaves y lentas, con movimientos circulares y repetitivos, acompañados de una respiración profunda.
Se debe empezar por la planta de los pies para que los aceites esenciales penetren en la piel y en el olfato.
Después se recorren piernas, abdomen y espalda, sin olvidar que la inspiración y la expiración deben ser profundas y lentas.
Después de unos minutos, el sueño está garantizado.