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El síndrome de inatención e hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés) afecta entre 10% y 15% de todos los niños escolares en los E.U.A. (entre 1,8 millones y 2,7 millones de niños). El cálculo es incierto debido a que la conducta de los niños puede ser errática aún en las mejores circunstancias y por ello no es fácil diagnosticar el síndrome. De hecho, se piensa que muchos casos no son diagnosticados [1, 2].
Según cálculos recientes, actualmente en los E.U.A. entre 1,5 y 2 millones de niños diagnosticados con ADHD están tomando Ritalin (metilfenidato hidrocloruro); una medicina con características similares a las de la cocaína en venta bajo receta médica, para calmarlos y/o ayudarlos a prestar atención [1, 2].
En 1997, más de 10 toneladas de Ritalin fueron ingeridas por niños estadounidenses para controlar el ADHD.
Recientemente se encontró que el Ritalin causa cáncer del hígado en ratones (aunque no en ratas), así que deben tenerse en cuenta las consecuencias a largo plazo del uso de Ritalin por millones de niños [2].
Muchas evidencias sugieren que el problema del ADHD está creciendo. El mes pasado, en una conferencia médica dedicada a este síndrome, los organizadores calcularon que la incidencia del ADHD en los niños estadounidenses se está duplicando cada 3 a 4 años [3]. El uso de Ritalin se cuadruplicó entre 1990 y 1997 [1, ].
Frecuentemente, los niños con ADHD continúan presentando los síntomas en la edad adulta, con consecuencias desafortunadas para el desempeño laboral. Según un cálculo de 1997, entre 6,5 millones y 9 millones de adultos en los E.U.A. tienen ADHD -convirtiéndolo en un problema tan grande como la depresión clínica o el abuso de drogas. En 1997, unos 730.000 adultos en los E.U.A. estaban tomando Ritalin por prescripción médica para el ADHD [4].
No se conocen las causas del ADHD, pero se piensa que son una combinación de predisposición hereditaria y factores ambientales. En años recientes, las investigaciones se han centrado en las exposiciones prenatales a agentes como el plomo, los subproductos del cigarrillo y el alcohol.
Desde la década de 1970, los investigadores han estado estudiando los efectos de ciertos alimentos y aditivos de alimentos como los colorantes; durante los pasados 25 años, 16 de 23 estudios encontraron que los aditivos de alimentos agravan los síntomas del ADHD en algunos niños [2]. Una dieta pobre (la malnutrición) indudablemente contribuye al ADHD [2]. Más recientemente, las investigaciones han implicado a los pesticidas y a la exposición a niveles bajos de químicos industriales que puedan interferir con las hormonas, especialmente con la hormona tiroidea [2]. Obviamente, las combinaciones de todos estos factores podrían ser importantes.
El ADHD fue identificado por primera vez como un desorden específico en 1902. La definición del síndrome ha cambiado con el tiempo. En 1902, George Still describió 43 niños que presentaban agresividad, rebeldía, desórdenes emocionales, atención continua limitada y mala conducta respecto a atenerse a normas. Desde la década de 1930 hasta los años 50, se usaba el término “daño cerebral mínimo” para describir el síndrome, aun cuando no había evidencias de daño cerebral en la mayoría de los niños calificados de esta manera. A finales de los años 50, la hiperactividad comenzó a dominar la descripción del síndrome y se cambió el nombre oficial a “reacción hipercinética de la infancia” o “hipercinesis”. El uso de drogas estimulantes como el Ritalin y las anfetaminas para tratar el ADHD comenzó en los años 60. (Algunas drogas que actúan como estimulantes o “aceleradores” en la mayoría de los adultos pueden tener un efecto calmante en los niños e incluso en algunos adultos).
En los años 70, los investigadores consideraron la falta de atención como algo central del síndrome, y se conoció oficialmente como “déficit de la atención” o ADD (por sus siglas en inglés). En las décadas de los 80 y 90 ha resaltado la combinación del déficit de la atención y la hiperactividad; de ahí el nombre actual: “síndrome de inatención e hiperactividad” (ADHD, por sus siglas en inglés) [5].
El “MANUAL ESTADISTICO Y DE DIAGNOSTICO DE DESORDENES MENTALES IV” (DIAGNOSTIC AND STATISTICAL MANUAL OF MENTAL DISORDERS IV), publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association), describe 3 patrones de conducta que pueden indicar la presencia del ADHD: la constante falta de atención, la hiperactividad y la conducta impulsiva, o combinaciones de estas tres conductas.

Las señales de la falta de atención incluyen:
(1) la persona es incapaz de prestar mucha atención a los detalles o comete errores por descuidos en los trabajos escolares, en el trabajo o en otras actividades;
(2) la persona tiene dificultad en mantener la atención en actividades como tareas o juegos;
(3) la persona frecuentemente parece no escuchar cuando se le habla;
(4) la persona frecuentemente no sigue instrucciones y es incapaz de terminar trabajos escolares, tareas o deberes en el lugar de trabajo;
(5) la persona frecuentemente tiene problemas organizando tareas y actividades;
(6) la persona evita, o no le gusta, o se niega a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental continuo;
(7) la persona frecuentemente pierde objetos necesarios para realizar tareas o actividades, tales como lápices o herramientas;
(8) la persona se distrae fácilmente con estímulos externos -la bocina de un automóvil o un pájaro volando.
Una persona que presente 6 o más de estos síntomas de falta de atención durante más de seis meses pudiera ser candidata a ser diagnosticada con ADHD.

Las señales de la hiperactividad y la impulsividad incluyen:
(1) sentirse impaciente, jugueteando frecuentemente con las manos o los pies, o retorcerse en el asiento;
(2) correr o trepar excesivamente en momentos inapropiados;
(3) levantarse anticipadamente del asiento en el salón de clases o en otras situaciones;
(4) la persona tiene dificultad para dedicarse a actividades recreativas tranquilamente;
(5) la persona frecuentemente está “de pasada” o actúa como si funcionara con un motor;
(6) la persona frecuentemente habla en exceso;
(7) la persona espeta respuestas antes de escuchar la pregunta completa;
(8) la persona tiene dificultad para esperar en fila o por un turno;
(9) la persona frecuentemente interrumpe o importuna a otros.
Una persona que presente 6 o más de estos síntomas de hiperactividad durante más de seis meses pudiera ser candidata a ser diagnosticada con ADHD.

Debido a que todos exhibimos algunas de estas conductas de tiempo en tiempo, el “MANUAL ESTADISTICO Y DE DIAGNOSTICO” especifica directrices adicionales para determinar cuándo estas conductas indican el ADHD:

(1) algunas de las conductas tienen que haber comenzado muy temprano en la vida de la persona, antes de los 7 años de edad;
(2) en los niños las conductas tienen que ser más pronunciadas que en otros niños de la misma edad;
(3) Sobre todo, las conductas deben crear un verdadero impedimento en por lo menos dos áreas de la vida de la persona, tales como la escuela, el hogar, el trabajo o el ámbito social. Así que, por ejemplo, un niño no sería diagnosticado con ADHD si parece muy activo en la escuela pero funciona bien en las demás áreas.

Estudios de gemelos idénticos revelan que los factores ambientales contribuyen significativamente con el ADHD. No se sabe si los factores ambientales pueden causar ADHD en una persona por lo demás normal, o si los factores ambientales sólo agravan el ADHD en quienes están predispuestos genéticamente.

En cada caso, las personas con ADHD frecuentemente tienen bajos rendimientos escolares (muchos abandonan la escuela temprano), tienen una baja autoestima y tienen dificultad para relacionarse con otras personas. Frecuentemente, las personas con ADHD son descritas como desordenadas, desorganizadas, faltas de atención, irritables y agresivas. Debido a que sus vidas pueden ser frustrantes y poco gratificantes, algunas personas que sufren de ADHD pueden volverse hostiles y hasta violentas. En el mes de mayo de este año, T.J. Solomon, de 15 años, le disparó a seis compañeros de clases de la Escuela Secundaria Heritage en Conyers, Georgia; un barrio de las afueras de Atlanta [6]. En ese momento, Solomon estaba tomando el fármaco Ritalin para el ADHD, de venta bajo prescripción médica.
La malnutrición puede disparar el ADHD, y grandes cantidades de niños estadounidenses están malnutridos. El Departamento de Agricultura de los E.U.A. (U.S. Department of Agriculture, USDA) publica las “cantidades diarias recomendadas” (o RDA, por sus siglas en inglés) para varios nutrientes. La USDA considera que las RDA exceden los requerimientos nutricios promedio de la gente promedio; se supone que una persona está malnutrida si recibe menos de 60% de un RDA para un nutriente en especial. Notablemente, el número de niños estadounidenses que consumen menos de 50% de los RDA se ha reportado como sigue: vitamina A (9%); vitamina E (15%); vitamina C (6%); calcio (7%) y cinc (6%) [7]. Hay aproximadamente 18 millones de niños en los E.U.A., de manera que estos porcentajes representan grandes cantidades de individuos malnutridos. Estos porcentajes pueden incluso ser algo optimistas; muchos científicos consideran que las RDA son mediciones inadecuadas del estado nutricio debido a que los requerimientos nutricios varían considerablemente de un individuo a otro, de manera que los promedios pueden ser engañosos. Más aun, la forma química de un nutriente es importante pero frecuentemente no se considera en las evaluaciones típicas del estado de los nutrientes [8].

Existen evidencias considerables de que los colorantes de alimentos pueden empeorar los síntomas del ADHD en algunos niños, pero las autoridades del gobierno niegan estas evidencias.
La Dirección de Alimentos y Drogas de los E.U.A. (U.S. Food and Drug Administration, FDA) publicó un panfleto llamado FOOD COLOR FACTS (“VERDADES ACERCA DE LOS COLORANTES DE ALIMENTOS”) que dice que “no existen evidencias de que los aditivos de color de los alimentos causen hiperactividad o déficit del aprendizaje en los niños”.
El panfleto, aunque fue publicado por la FDA, en realidad fue escrito por el Consejo Internacional de la Información sobre los Alimentos (International Food Information Council), una asociación comercial que representa a muchos fabricantes de aditivos de alimentos y que incluye a General Mills, Kraft, Procter and Gamble, Pepsi-Cola, Coca Cola, Monsanto (fabricante de aspartame) y Ajinomoto (fabricante de glutamato monosódico) [2, pág. 25]. Para poder decir que no existen evidencias de que los colorantes de alimentos causan hiperactividad o déficit de aprendizaje en los niños, la FDA tuvo que ignorar 16 estudios dobles ciegos que han mostrado que los colorantes de alimentos empeoran los síntomas del ADHD en algunos niños [2]. (Un estudio doble ciego es aquel en al cual ni los participantes, ni aquellos que observan y registran la conducta de los niños, saben cuáles niños han estado expuestos a los colorantes de alimentos y cuáles no, con el propósito de evitar la predisposición).

En 1976, un estudio de niños estadounidenses de edades entre 6 y 11 años encontró que los mismos ingerían un promedio de 76 miligramos de colorantes de alimentos al día (mg/día). Diez por ciento de los niños estudiados ingerían el doble de esa cantidad, o 146 mg cada día. Desde ese momento, la cantidad de colorantes de alimentos fabricados por persona en los E.U.A. ha aumentado 50% [2, pág. 11].
Ahora que los estadounidenses están buscando las causas de la agresión y la violencia en los niños, tendría sentido considerar la malnutrición, los aditivos de los alimentos, los aditivos del tabaco, los metales tóxicos, los pesticidas y otros tóxicos industriales bloqueadores endocrinos -a todo lo cual están expuestos muchos niños estadounidenses desde el momento de la concepción.


Peter Montague

Para más información sobre este tema y otros de interés visitar: www.amcmh.org

[1] Joseph A. Bellanti, William G. Crook, y Richard E. Layton, editores, ADHD ATTENTION DEFICIT HYPERACTIVITY DISORDER, CAUSES AND POSSIBLE SOLUTIONS, CONFERENCE SYLLABUS OF PRESENTATION PAPERS NOVEMBER 4-7, 1999, KEY BRIDGE MARRIOTT HOTEL, ARLINGTON, VIRGINIA (Alexandria, Virginia: International Research Consultants, November, 1999). Disponible por $25 a través de: International Research Consultants, Suite 2J, 4600 King Street, Alexandria, Virginia 22302. Teléfono (703) 998-6091; fax: (301) 320-4688; E-mail: [email protected]. La conferencia fue patrocinada por el Centro Médico de la Universidad de Georgetown (Georgetown University Medical Center) en Washington, D.C. y la Fundación Internacional para la Salud (International Health Foundation) en Jackson, Tennessee.
[2] Michael F. Jacobson y David Schardt, DIET, ADHD & BEHAVIOR; A QUARTER-CENTURY REVIEW (Washington, D.C.: Center for Science in the Public Interest, November, 1999). Disponible por $8.00 a través de: Center for Science in the Public Interest, No. 300, 1875 Connecticut Avenue, N.W., Washington, D.C. 20009; teléfono (202) 332-9110; fax: (202) 265-4954; E-mail: [email protected]. Disponible también sin costo alguno en: www.cspinet.org .
[3] Joseph A. Bellanti y William G. Crook, “Introductory Remarks” en el programa citado arriba en la nota 1, pág. 1.
[4] David J. Morrow, “Attention Disorder Is Found In Growing Number of Adults,” NEW YORK TIMES September 2, 1997, págs. A1, D4.
[5] Marianne Mercugliano Glanzman, “What is ADHD,” en el programa citado arriba en la nota 1, págs. 3-16.
[6] Associated Press, “Boy's Mother Apologizes Over Shooting in Georgia,” New York Times May 25, 1999, pág. A19.
[7] Donald R. Davis, “Nutritional Deficiencies in American Children,” en el programa citado arriba en la nota 1, págs. 17-21.
[8] Por ejemplo, ver Roger J. Williams, NUTRITION IN A NUTSHELL (Garden City, New York: Doubleday, 1962).
Palabras claves: adhd; déficit de la atención; hiperactividad; niños; ritalin; cáncer; carcinógenos;

Fuente : RACHEL'S DEMOCRACY & HEALTH NEWS #678 December 02, 1999

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