Cuando el bebé nace, su visión no
está desarrollada. Durante los 4 primeros meses de vida el ojo madura y se
desarrollan las vías visuales. Y éstas continúan madurando durante los primeros
6 años de vida.
No obstante, el recién nacido logra
percibir cambios en la intensidad de la luz y fijar puntos de contraste. Es por
esto que los bebés son capaces de fijarse y seguir un rostro humano.