UA

La electrocoagulación de las terminaciones de dos o tres ganglios
del sistema nervioso simpático, localizados en la parte superior del
tórax y a los que se llega por una pequeña abertura practicada en las
axilas, puede evitar la hipersudoración.


El cirujano pediátrico Pedro Olivares, del hospital madrileño “La Paz”,
que ha practicado la intervención a unos cuarenta niños y adolescentes,
indica esta operación sólo en caso de “hiperhidrosis” y explica que
“este problema no tiene nada que ver con la sudoración debida al calor
o al nerviosismo, sino que supone tener las palmas de las manos o las
axilas auténticamente mojadas, que gotean”.


Los que la padecen, agrega, se ven incapacitados para escribir una
página sin mojarla, para tocar algunos instrumentos sin que resbalen
los dedos de las teclas, para coser o realizar otras labores manuales
y, en muchos casos, para llevar unas relaciones sociales con
normalidad. “He tenido el caso de una niña que acudía siempre al
colegio con una caja de guantes de algodón, que se tenía que ir
cambiando a lo largo de la jornada escolar, y el de una joven que,
cuando acudía a una entrevista de trabajo, le daba un beso al jefe de
Personal de la empresa en cuestión por vergüenza a tender su mano
mojada y a sabiendas de que no era lo más adecuado”.

La operación


La intervención quirúrgica para suprimir la función de determinadas
glándulas sudoríparas, controladas por el sistema nervioso simpático
autónomo, se hace por vía toracoscópica y requiere que el paciente sea
anestesiado. La operación dura unos veinte minutos y se realiza a
través de dos pequeñas incisiones practicadas en los huecos axilares.
Por esas aberturas se introduce un único instrumento quirúrgico, una
óptica angulada que está conectada a una cámara de televisión para
ofrecer una visión del interior del tórax y que tiene un garfio de
“coagulación monopolar”, un bisturí eléctrico que quema las
terminaciones de los ganglios.


Si hay que solucionar una hiperhidrosis únicamente palmar se actúa
sobre los ganglios T2 y T3, localizados sobre la cabeza de las
costillas segunda y tercera, y en el caso de que la hipersudoración sea
también axilar se destruye también el T4 (sobre la costilla cuarta).
Esta operación se debe realizar sobre los dos lados, y Oliveras aseguró
que “la sudoración cesa inmediatamente, de manera que el paciente
comprueba al despertarse de la anestesia que sus manos y axilas se han
secado”.


Oliveras manifestó a Efe que la intervención con esta técnica
endoscópica es poco invasiva y se realiza en un reducido número de
hospitales españoles, ya que otros centros continúan abriendo el tórax
para acceder a esos ganglios. Aunque aseguró que en los casos tratados
en su hospital no se han producido efectos secundarios tras la
operación, manifestó que algunos facultativos han descrito como
complicación posible la aparición de una sudoración compensatoria en
tronco, piernas y pies, “aunque cuando ha surgido este problema, los
pacientes lo han tolerado mejor que la sudoración en zonas más
visibles.”


El especialista indicó que determinadas razas como las nórdicas y la
judía son más propensas a la hipersudoración, lo que hace suponer que
está ligada a un gen que provoca una hiperfuncionalidad de las
glándulas sudoríparas. El problema se desencadena desde edades muy
tempranas, de manera que a veces ya se manifiesta a los tres o cuatro
meses de vida, y se exacerba cuando el afectado se encuentra nervioso o
padece ansiedad.


Reconoce que la solución quirúrgica a esta patología es poco conocida
entre los propios especialistas médicos, y estima que las consultas de
Dermatología y Pediatría son las más adecuadas para detectarla y
derivar el problema a los cirujanos competentes.

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA