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El ZINC se encuentra en
el organismo en:
– Páncreas.
– Utero.
– Próstata y secreciones de la misma.
– Hígado.
– Riñón.
– Piel.
– Uñas.
– Pulmón.
– Músculos.
– Huesos.
– Ojos (córnea, retina, cristalino).
– Glándulas endocrinas.
– Cabello.
– Espermatozoides.
– Hipófisis.
– Genitales.
– Plasma (120 microgramos por 100 ml).

Los leucocitos contienen veinticinco veces más zinc
que los glóbulos rojos, y la mayor parte del zinc en
los leucocitos se halla en los eosinófilos y neutrófilos.

El contenido en la próstata y el útero se encuentra
en concentraciones variables, según la edad.

FISIOLOGÍA

  • La absorción
    de zinc ocurre por las células mucosas del intestino
    y puede facilitarse al combinarse con ciertos aminoácidos
    o péptidos para formar quelatos. Inversamente, puede
    estar disminuida si se combina con fitatos, algunas hemicelulosas
    y diversos complejos de aminoácidos e hidratos de carbono.
  • En los
    animales, se ha observado que el zinc de origen animal parece
    absorberse mejor que el de origen vegetal.
  • Se sospecha
    que existe un antagonismo entre el calcio, fósforo
    y zinc.
  • El zinc
    es transportado en plasma por un alfa de macroglobulina. El
    66% del zinc que se halla en la sangre está unido en
    forma lábil a la albúmina y el 34% de manera
    estable a las distintas globulinas. El complejo zinc-albúmina
    es el principal medio de transporte del zinc en el organismo.
  • El zinc
    se elimina principalmente por la heces, que contienen la totalidad
    del zinc de excreción endógena (secreciones
    pancreáticas e intestinales) así como el zinc
    alimentario no absorbido.
  • La excreción
    urinaria varía entre 0'4 y 0'6 mg en 24 horas.
  • La proporción
    eliminada en sudor puede llegar a 1mg por litro y representar
    una importante pérdida de zinc. También hay
    excreción por el hígado.
  • El zinc
    forma parte de muchos sistemas enzimáticos y coenzimas.
  • El zinc
    forma parte integrante de la anhidrasa carbónica que
    actúa como portadora del dióxido de carbono
    en los glóbulos rojos. Toma el dióxido de carbono
    de la célula, lo combina para formar agua para
    dar ácido carbónico H2CO3,
    luego desprende el dió xido de los capilares en los
    alveolos pulmonares.
    Esta enzima interviene también en las células
    de los túbulos renales para mantener el balance ácido
    base en las células de la mucosas y en las glándu
    las del cuerpo. La hidrataciópn del CO2
    es la reacción enzimática más rápida
    del organismo.
  • El zinc
    participa en las enzimas que intervienen en el crecimiento
    normal de los mamíferos y en la regeneración
    de los tejidos destruidos. El zinc es un cofactor de la enzima
    desdobladora proteínica, la carboxipeptidasa, que elimina
    el grupo carboxilo (COOH) de los péptidos para dar
    aminoácidos. En consecuencia, el zinc tiene un papel
    claro en la digestión de las proteínas. Es parte
    de la deshidrogenasa láctica. Esta enzima es esencial
    para la interconversión de los ácidos pirúvico
    y láctico en el proceso glucolítico para la
    oxidación de la glucosa. Por lo tanto, toma parte en
    la digestión de los carbohidratos.
  • El zinc
    es un componente de la catalasa e interviene en su síntesis
    hepática y su déficit comporta una disminución
    de la misma en el hígado y riñón.
  • Es importante
    en la función de la fosfatasa alcalina, carboanhidrasas,
    carboxipeptidasas, alcoholdes hidrogenasas, LHD, GLDH.
  • Existe
    una relación entre el zinc y el cobre en el metabolismo.
  • En estudios
    experimentales en animales parece influir en el metabolismo
    de los lípidos.
  • También
    se ha señalado que el colesterol sérica aumenta
    cuando el cociente zinc-cobre es alto (40:1) en los alimentos
    consumidos. Por el contrario, cuando el régimen alimenticio
    tiene un contenido desproporcionalmente alto de zinc, los
    animales de experimentación (en particular el cerdo)
    presentan signos de carencia de zinc, que desaparecen si se
    incorpora este oligoelemento a la dieta. No se sabe si estos
    estudios experimentales pueden extrapolarse al hombre.
  • El zinc
    tiene tendencia a abandonar el cerebro con la edad, al igual
    que el manganeso, y al contrario que el hierro y el cobre.
    El zinc, junto con la vitamina C y el manganeso, son antídotos
    del cobre.
    El zinc también se utiliza como antídoto del
    cadmio, vitamina B6, vitamina C y selenio.
  • Existe
    una relación entre el zinc y el glucagón, que
    reproducen las células alfa de los islotes. El efecto,
    la concentración de zinc en dichas células disminuye
    en la medida en que se va formando glucagón.
  • El zinc
    se combina fácilmente con la insulina del páncreas.
    Este compuesto de insulina-zinc sirve quizá como forma
    de almacenamiento de la hormona.
    Un páncreas diabético contiene alrededor de
    la mitad de la cantidad normal de zinc. Las formas preparadas
    de insulina incluyen una protamina zinc en la que está
    combinado con la insulina, al objeto de obtener una acción
    prolongada.
  • El zinc
    tiene una acción estimulante sobre las células
    B de los islotes de Langerhans, para que elaboren insulina.
  • La secreción
    de insulina depende del contenido en zinc de las células
    beta pancreáticas. Los diabéticos suelen sufrir
    deficiencia de zinc. Su concentración en el suero es
    baja y está disminuido el contenido total en el páncreas.
  • El zinc
    juega un papel determinante en el desarrollo del mesodermo
    fetal.
  • Mejora
    el funcionamiento hipofisario.
  • Regula
    la secreción de gonadotropinas.
  • Regula
    y estimula las glándulas genitales.
  • Posee
    una acción protectora sobre los vasos sanguíneos.
  • Interviene
    en el equilibrio ácido-base.
  • Interviene
    en el metabolismo del calcio.
  • Interviene
    en el metabolismo de los ácidos nucleicos.
  • Interviene
    en la formación de los glóbulos rojos y de los
    glóbulos blancos.
  • Es indispensable
    para la actividad de las vitaminas.
  • Los niveles
    de zinc en suero son bajos y la excreción urinaria
    aumenta en las cirrosis hepáticas. Los estudios anatomopatológicos
    post mortem han demostrado que había un déficit
    de zinc en el hígado. Se especula que la cirrosis quizás
    aumente la necesidad de zinc. El molibdeno y el zinc son oligoelementos
    de acción sinérgica, mientras que el zinc y

    el cobre son antagonistas.

    NECESIDADES
    La dieta normal del hombre proporciona de 10 a 15 mg de zinc
    por día, lo que se considera suficiente.
    Las necesidades varían en función del crecimiento,
    de la reparación tisular y de la excreción obligatoria.

    Las necesidades parecen ser máximas durante la gestación
    y el desarrollo fetal, así como en la lactancia.

    DÓNDE SE ENCUENTRA

  • Remolacha,
  • trigo,
  • maíz,
  • coles,
  • lechuga,
  • champiñón,
  • tomate,
  • zanahoria,
  • melocotón,
  • espinaca,
  • naranja,
  • carne,
  • vísceras,
  • yema
    de huevo,
  • pescado,
  • marisco.

    La molienda y el refinado de los cereales reduce considerablemente
    la concentración de zinc en el producto final (35 microgramos/g,
    en el grano y sólo 7'8 microgramos por gramo de harina
    refinada).

    CARENCIA
    @ Las carencias de zinc observadas en niños se acompañan
    de problemas dermatológicos.
    @ Hay esquizofrénicos que presentan en
    la orina la “mancha rosa” (reacción positiva rosa de
    la orina que es debida a la presencia de captadores de zinc
    y de piridoxina). Un 30% de los esquizofrénicos y sólo
    un 5-10% de los individuos normales excretan esa mancha rosa
    en la orina. Los que presentan esa mancha presentan simultaneámente
    una carencia de zinc.
    Según Pfeiffer, se obtienen mejorías en un 90%
    de ellos administrándoles zinc y vitamina B6.

    La
    deficiencia de zinc en el hombre puede ocasionar también:

    @ retrasos en el crecimiento e hipogonadismo,
    @ hipogenesia idiopática,
    @ mala cicatrización de las heridas,
    @ enanismo,
    @ malformaciones fetales.

    Se observa déficit en hepatoesplenomegalia, hiperqueratosis,
    dermatitis, úlcera cruris, cirrosis postalcohólica,
    leucemia mieloide, talasemia, infarto de miocardio, neoplasias,
    síndrome de Down, desnutrición, síndromes
    de mala absorción crónica, stress post quemaduras
    o post intervenciones quirúrgicas, enfermedades febriles
    crónicas, infecciones, diálisis prolongada,
    anemia perniciosa, pérdidas de sangre anquilostomiasis
    y esquistosomiasis, geofagia, diaforesis excesiva.

    La carencia puede ser de origen alimenticio por la presencia
    de sustancia que interfieren en la disponibilidad de zinc.
    Una de ellas son los fitatos contenidos en los cereales y
    la mayor parte de las hortalizas (hexofosfato de inositol),
    que puede combinarse con el zinc, especialmente en presencia
    de calcio, y reducir su disponibilidad biológica.

    Los síntomas de una deficiencia consisten en:

    hiperirritabilidad,

    hiperurecemia,

    falta de crecimiento,

    desarrollo defectuoso de los huesos,

    alopecia,

    ataxia,

    degeneración de los cordones posteriores,

    atrofia muscular,

    hiperqueratinización de la epidermis,

    paraquenatosis,

    absorción retardada de glucosa y proteínas
    por el tracto gastrointestinal.

    EXCESO
    + El zinc está aumentado en los eritrocitos, en la
    anemia perniciosa. La toxicidad aparece con dosis de zinc
    muy elevadas.
    + La intoxicación por zinc sobreviene con la ingestión
    exagerada de comidas y bebidas envasadas en latas, así
    como también por el contacto dérmico con sales
    de cromato de zinc y la inhalación de vapores de óxido
    de zinc, produciéndose la denominada fiebre de zinc.
    Esto ocurre en las operaciones de fundiciones de latón,
    entre el personal que trabaja con el hierro galvanizado o
    planchas de metal y en los fundidores de zinc.
    + El exceso de zinc se denomina hipercincemia y se manifiesta
    por:
    lasitud,

    depresión mental,
    disminución de los reflejos tendinosos,

    parexia,

    vómitos,

    diarrea,

    cólico
    abdominal,
    enteritis
    sanguinolenta,
    modificaciones
    en el electrocardiograma que aparentan hiperculemia,
    leucopenia,

    anemia,

    fibrosos
    pancreática,
    merma
    de la grasa lipática,
    aumento
    de la excreción de nitrógeno urinario y fecal,

    disminución
    de la excreción urinaria de azufre y fósforo,

    mayor
    excreción fecal de ambos,
    uricosuria
    y
    ascenso
    de la excreción de creatinina en la orina.

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