Las enfermedades de la boca se pueden prevenir. Conocemos sus causas y podemos evitarlas.
Está muy extendido un concepto fatalista al pensar en el deterioro de nuestros dientes.
Parece como si formara parte de un proceso natural de degeneración el que periódicamente uno se estropee y acudir al dentista sea entonces lo adecuado para que lo arregle.
Esto está relacionado con el concepto de que el dentista tiene un papel muy pasivo en esta historia, imaginemos que una enfermedad nos hiciera perder periódicamente una parte de nuestro cuerpo y sólo fuéramos al médico a que nos pusiera el trozo perdido.
Si consideramos que lo que estropea nuestros dientes es una enfermedad, la odontología preventiva es la verdadera odontología médica.
Al actuar sobre las causas responsables de este proceso estamos verdaderamente curando una enfermedad, no simplemente corrigiendo sus efectos.