Por
hemorragia subdural se entiende el derrame de sangre de los vasos de la
dura, la más externa de las tres capas (meninges) que cubren el cerebro.
Se diferencia de la extradural (abajo) en los vasos sanguíneos rotos
están, como el nombre indica, en la parte interior de la duramadre, en
vez de la parte exterior.
Como los internos son más pequeños que los externos, el derrame será
menos abundante y tenderá a penetrar con mucha lentitud en el espacio
existente entre la duramadre y el aracnoides (la meninge intermedia).
Por tanto, suele transcurrir un tiempo relativamente largo. Hasta
varias semanas antes de que cause síntomas perceptibles la presión
creciente y gradual en lo tejidos situados debajo del cerebro.
Entre los posibles síntomas de la hemorragia subdural figuran la
somnolencia, confusión, trastornos visuales, debilidad o entumecimiento
en un lado del cuerpo, dolores persistentes o recurrentes de cabeza y
náuseas.
Durante días o semanas, esos síntomas pueden presentarse con
intermitencias; pero si los ocasiona la hemorragia subdural, empeorarán
poco a poco.
La hemorragia subdural es una complicación infrecuente de una herida en
la cabeza (vea Lesión cerebral y Caídas accidentales). Ocurre con mayor
frecuencia en persona de edad avanzada que se han caído, y que tal vez
hayan olvidado el accidente cuando empiezan a manifestarse los síntomas.
Consulte a su médico sin demora, si se declaran los síntomas descritos.
Como se parecen a los de la apoplejía leve, no olvide informarle de si
ha sufrido recientemente una herida en la cabeza (incluso muy leve).
Es probable que se le ingrese en el hospital para someterle a pruebas
de diagnóstico, tales como radiografías, arteriografías, gammagrafías
y, quizá, un scanner del cerebro (denominado TAC cerebral) para
averiguar qué las causa.
Si se diagnostica una hemorragia subdural, el tratamiento se parecerá al de una hemorragia extradural.